Buenos Aires, 28 de febrero.- Tras el aumento del número de efectivos policiales y militares en la zona, la represión militar se volvió más dura y entre gases lacrimógenos, gritos y violencia, fueron arrestados aquellos que continuaron con los saqueos, a pesar de la distribución gratuita de ayuda por parte de las autoridades, indica un cable de la agencia noticiosa Dpa.
Con tiros al aire primero y carros hidrantes después, las fuerzas del orden lograron disuadir a más de un millar de personas que habían aprovechado el caos para saquear comercios, llevándose incluso bienes tales como televisores y lavarropas.
Grupos de civiles habían llegado también a saquear algunas casas e incendiaron un almacén, luego de llevarse todo lo que había en su interior.
Ante la situación, los alcaldes de las localidades reaccionaron pidiendo al gobierno que decretara el estado de sitio.
‘Si es necesario que me ponga de rodillas para que se tomen medidas mas drásticas, lo hago‘, dijo la alcaldesa de Concepción, Jacqueline Van Rysselberghe.
En efecto, el gobierno decretó estado de excepción constitucional de catástrofe. La primera medida fue ordenar un toque de queda que regirá en la zona desde las 21:00 hasta las 6:00 del lunes.
La infracción de tal estado puede terminar mal, ya que los militares cuentan con el permiso de llegar a las balas.
La caótica situación comienza a normalizarse, mientras los pobladores recibirán una nueva noche en la calle, por la inseguridad que les generan sus viviendas.
El terremoto, que fue acompañado por un tsunami, dejó un saldo de hasta ahora 708 muertos. Hay dos millones de casas afectadas, de las cuales 500.000 están en estado grave de inestabilidad.