Caracas, 28 de noviembre.- El líder bolivariano, advirtiendo el complejo escenario tras la masacre de las FARC, adelantó que tratarán temas "álgidos". El mandatario venezolano aseguró: "El tema este de la guerrilla colombiana, que si están aquí, que si los apoyamos, es un tema que nos afecta".

Días atrás, Juan Manuel Santos reafirmó la confianza en su homólogo venezolano al declararse seguro de que, en caso de que el nuevo jefe de las FARC, Timoleón Jiménez -alias Timochenko- se encuentre en Venezuela, sería entregado a Colombia. "Por supuesto, con el presidente Chávez tenemos un acuerdo de que si tenemos pruebas de la presencia de alguno de estos comandantes allá y le damos las coordenadas, que él inmediatamente actuaría, y así será".

No está confirmada la presencia del capo guerrillero en Venezuela. Es más, el comandante de las Fuerzas Militares de Colombia, el general Alejandro Navas, declaró que desconocía el paradero de "Timochenko" en un intentó por salir de la encrucijada en la que los periodistas lo habían puesto. Es que Santos logró recomponer las relaciones con Venezuela en 2010 y cualquier acusación de presencia guerrillera en territorio vecino se maneja con muchos recaudos para evitar enojos diplomáticos.

El presidente de Colombia trabajó duro para recomponer las relaciones bilaterales con su vecino. Los vínculos con Venezuela se resquebrajaron durante las presidencias de su antecesor, Álvaro Uribe. Una gestión que el actual mandatario acompañó desde diferentes puestos, incluso como el ministro de Defensa que encabezó el operativo que hizo pedazos los lazos con Ecuador en 2008.

A principios de julio de 2010, cuando estaba a punto de asumir la presidencia, a Santos le estalló en sus narices la ruptura de relaciones diplomáticas entre Colombia y Venezuela. La escalada verbal entre Chávez y Uribe llegó a tal punto que el bolivariano movilizó tanques a la extensísima frontera común.

La denuncia incluía la supuesta existencia de más de 1.500 guerrilleros colombianos apostados en territorio venezolano. Santos ya había triunfado en los comicios, el presidente saliente se iba del poder, pero se llevaba consigo una de las relaciones comerciales más importantes para el país. En agosto de ese año, no habían pasado cuatro días del cambio de Gobierno, cuando el flamante presidente ya buscaba desmarcarse de su antecesor y decidió reunirse con Chávez y restablecer las relaciones diplomáticas con el enemigo del vecindario. Es más, de archienemigo de Colombia, el bolivariano pasó a ser el "nuevo mejor amigo" del ex ministro de Defensa de Uribe.

En la reunión de este lunes 28, ambos mandatarios pensaban discutir el comercio bilateral. En la agenda, está prevista la formalización de un nuevo esquema comercial de alcance parcial en el marco de la Aladi (Asociación Latinoamericana de Integración). Además, los dos países evalúan también un proyecto conjunto para la construcción de un oleoducto desde la faja petrolífera del río Orinoco, en Venezuela, hasta el puerto de Tumaco, sobre el Pacífico colombiano.

Este temario iba a ser el eje central de la entrevista, sin embargo los acontecimientos que involucran a la guerrilla cobraron protagonista y el tema será insoslayable.

El presidente venezolano alertó sobre supuestos planes para debilitar las relaciones entre ambos países. "No debemos dejarnos, como dice Santos, 'descarrilar', porque en marcha está y es evidente y público un plan concebido para generar conflictos entre Colombia y Venezuela", declaró Chávez durante un extenso consejo de ministros transmitido por la televisora oficial VTV. "Nosotros no apoyamos ni permitimos aquí la presencia de ningún grupo, llámese como se llame, armado, de ningún país", afirmó el bolivariano.