Incidentes aislados entre manifestantes y la policía en la capital chilena marcaban ayer el primer mes de una ola de protestas que han sacudido al país sudamericano y que han dejado más de 20 muertos y miles de detenidos.

Aunque han bajado de intensidad, las manifestaciones -que se iniciaron por un alza en el precio del transporte para extenderse luego a múltiples reclamos en salud, educación, pensiones y el pedido de una nueva Constitución- se mantienen pese al intento del Gobierno por frenarlas.

En la populosa barriada de Puente Alto, escaramuzas con la policía obligaron el cierre de locales comerciales y del tren subterráneo, cuya estación sufrió destrozos al inicio de la crisis. Otros focos se reportaban en otras partes de la ciudad. En muchas ocasiones, las manifestaciones han derivado en saqueos.