La cuarentena en Argentina fue extensa y dejó descontentos a muchos, sobre todo al sector productivo, que deseaba volver a trabajar. Mucho se dijo sobre el confinamiento, al principio, todos acordaban, pero de a poco el descontento fue creciendo y la aprobación del mismo fue menguando, hasta ser ampliamente criticado.

Ahora el Banco Interamericano de Desarrollo respalda la postura de estos últimos. Según un informe que publicó la entidad, las cuarentenas extensas no son recomendadas, por lo que sugirieron no volver a utilizarlas este 2021 a pesar de que el fin de la pandemia no es visible en el horizonte.

"Incluso si las economías avanzadas logran vacunar a la mayor parte de su población en 2021, será difícil lograr la inmunidad colectiva con la misma rapidez en los países en desarrollo a través de la vacunación", avizora el BID.

De acuerdo al informe, los países que más optaron por esta política fueron los latinos. Encabezando esta lista se encuentran Honduras, Argentina y Bolivia. "Descubrimos que los países emergentes y en desarrollo, con pocas excepciones, tuvieron los confinamientos más estrictos y prolongados", declara el BID. En este sentido " 8 de los 10 países con los confinamientos más prolongados entre marzo y octubre son latinoamericanos".

Pero si se establece una comparativa rápida entre estos confinamientos y el número de contagios y de fallecidos, se puede observar que las medidas en verdad no fueron muy útiles. América Latina "es una región que lideró hasta mediados de noviembre de 2020 el ranking mundial en el número de casos de COVID-19: con apenas el 9% de la población mundial, la región representa el 21% de los casos confirmados y el 32% de las muertes por COVID-19 a nivel global".

En contraste, el BID pone como ejemplo a Europa y países de economías avanzadas, que, a diferencia de la mayoría de los países de América Latina y el Caribe, "reabrieron antes sus economías, tras un largo camino marcado por un proceso de prueba y error". Aunque, estas cuarentenas más cortas "fueron seguidas de otras restricciones a la circulación (intermitentes) y se complementaron con otras medidas como restricciones fronterizas y el uso obligatorio del tapabocas".

Fórmulas distintas para países diferentes

Siguiendo con el informe antes mencionado, se conoció que el encierro funcionó mejor en aquellos países "más avanzados" que en este continente. EL BID analizó cómo el número de casos fue creciendo en comparación con las medidas impuestas por los gobiernos.

"En las economías avanzadas, la eliminación de las restricciones a la circulación comenzó a finales de abril de 2020 y coincidió con la disminución de las muertes y los casos confirmados. Por el contrario, en la mayoría de los países latinoamericanos las restricciones de movilidad se mantuvieron durante mucho más tiempo", indica el informe.

"Esto no implica que los confinamientos no hayan resultado efectivos en la región", admiten. "Después de todo, la movilidad disminuyó en las primeras 10 semanas de confinamiento, retrasando tanto la propagación del virus como las hospitalizaciones". Pero no todo fue perfecto ya que "el lento descenso de casos y muertes por COVID-19 sugiere que los confinamientos estuvieron lejos de ser una fórmula mágica, probablemente debido a la baja capacidad de implementación de las medidas en la práctica".

El cumplimiento riguroso duró poco

Para analizar los cambios en la movilidad antes y después de la adopción de las medidas de confinamiento, el Banco Interamericano de Desarrollo utilizó datos del Índice de movilidad de Google  (IMG) de 125 países. Con esto pudo analizar cuál fue el movimiento de las personas alrededor del mundo mientras duraba el encierro.

Gracias a esto concluyeron que "en las primeras semanas de la pandemia, entre el 15 y el 30 de marzo, los países que impusieron confinamientos más estrictos experimentaron una disminución sustancialmente mayor de la movilidad que aquellos que implementaron políticas menos estrictas".

Pero esto no se sostuvo en el tiempo y "en el transcurso de tres semanas este descenso de la movilidad comenzó a invertirse y, para la décima semana de confinamiento, existía poca diferencia en el descenso de la movilidad entre los países con confinamientos más estrictos y los que habían aplicado medidas más laxas", de modo que "el cumplimiento de las restricciones fue efímero".