Mientras los líderes mundiales se aprestan a rendir homenaje al presidente polaco, Lech Kaczynski, los "muertos olvidados" de la tragedia de Smolensk, como las tres azafatas que viajaban en el Tupolev siniestrado, salen del olvido gracias a Internet y al afán de sus familiares y amigos.
"Es una pena que una chica tan bonita muera con esa edad", lamenta uno de los cientos de comentarios que se agolpan en Youtube, donde los amigos de Natalia Januszko han publicado un vídeo en el que se suceden imágenes de esta mujer, de 22 años, la persona más joven que viajaba en el aparato presidencial.
"Lo más triste es que Natalia estaba embarazada de menos de tres meses", informa otro internauta, entre las condolencias de personas anónimas que han querido sumarse a un homenaje mucho más humilde que el que durante estos días reciben políticos, militares y, sobre todo, el presidente de Polonia y su esposa, Maria.
Mientras, desde su perfil en Facebook, todavía abierto, Natalia guiña un ojo, en una fotografía en la que aparece tumbada y sonriendo al objetivo.
"Era una chica llena de vida, nunca la olvidaré", escribe una de las amigas de la joven, que, además de estudiar en la facultad de Veterinaria de Varsovia, era una amante de la cultura y la lengua española, ya que había hecho el bachillerato en el instituto Miguel de Cervantes de la capital polaca, un centro bilingüe castellano-polaco.
Natalia no tenía que haber estado en ese avión, pero la enfermedad de dos compañeras hizo que unas horas antes la llamasen para embarcar en él.
Justyna Moniuszko, Justa, como la llamaban sus amigos, es otra de las azafatas olvidadas por los homenajes oficiales y las salvas de honor militares.
Con 25 años, era una joven llena de energía y apasionada por los deportes aéreos, por aprender y por el mundo de la aviación, un universo que la fascinaba desde niña.
