En la ciudad de Concepción, la tercera del país y una de las más afectadas, todavía no se ha visto un solo equipo de rastrillaje para empezar a retirar los escombros que mantienen cortadas muchas vías.
Desde que se produjo la catástrofe no se han restablecido las tareas de limpieza en las vías, que acumulan montones de basura y desperdicios, restos en muchos casos de los masivos saqueos que en la jornada del domingo se reprodujeron en toda la zona.
La ciudad presenta prácticamente la misma imagen que el sábado, mientras que en las localidades más afectadas, como Dichato y Talcahuano, la situación es todavía peor.
En estas ciudades costeras, duramente castigadas por el maremoto, el olor a putrefacción se está tornando insoportable.
Las calles de la localidad pesquera de Talcahuano permanecen invadidas por escombros, decenas de contenedores y todo tipo de mercadería portuaria que el oleaje desplazó por todo el centro de la ciudad.
La población, cansada y hambrienta, no puede entender la total falta de organización que ha llevado a que cuatro días después de lo ocurrido la situación siga igual de desastrosa.
Son los propios vecinos los que se están comenzando a organizar para iniciar, en la medida de lo posible, las tareas de reconstrucción de unas localidades en las que va a pasar mucho tiempo hasta que pueda restablecerse la normalidad.
Aunque se han empezado a repartir productos básicos con cuentagotas, muchos vecinos siguen durmiendo en tiendas de campaña en las calles, protegidos por barricadas para evitar los saqueos, porque no tienen otro lugar donde hacerlo.
Además, para complicar la situación, desde que se produjo el desastre no ha vuelto a salir el sol y los días húmedos y fríos se han sucedido sin descanso.