Gaza 28 de julio.- Los combates entre las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) y las milicias del partido islamista palestino Hamas continuaron ayer en la Franja de Gaza, mientras las partes cruzaban acusaciones sobre la violación de una nueva tregua humanitaria para atender los heridos, la mayoría civiles, y remover los cadáveres de los escombros.

La intensidad del conflicto, que hoy ingresa en su tercera semana de hostilidades, obligó ayer al presidente norteamericano, Barack Obama, a pedirle a Israel, aliado estratégico de Estados Unidos, un nuevo cese del fuego "inmediato y sin condiciones" luego de que el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, rechazó horas antes una propuesta realizada por el secretario de Estado estadounidense, John Kerry.

En un comunicado, la Casa Blanca indicó que Obama, en una conversación telefónica con Netanyahu, "dejó claro que es un imperativo estratégico instituir un alto el fuego inmediato y sin condiciones que ponga fin a las hostilidades y conduzca a un cese permanente de las hostilidades basado en el acuerdo de alto el fuego de noviembre de 2012" entre Hamas e Israel con la mediación de Egipto.

A pesar de reafirmar el derecho de Israel a defenderse, Obama también "reiteró la seria y creciente preocupación de Estados Unidos sobre el aumento del número de muertes de civiles palestinos y la pérdida de vidas israelíes, así como la preocupante situación humanitaria en Gaza".

La llamada entre los dos líderes se produjo en una jornada en la que Hamas incrementó la lluvia de misiles hacia Israel, a pesar de que había anunciado aceptar una petición de la ONU para ampliar por 24 horas el corredor humanitario en Gaza.

El visto bueno de Hamas para una tregua temporal fue anunciado varias horas después de que Israel reanudó las operaciones militares en el enclave -controlado por los islamistas desde 2007- tras una pausa de más de 24 horas.

Tanto Hamas como Israel se acusan mutuamente de la continuación de las hostilidades cuando se aproxima la gran fiesta musulmana de Eid al-Fitr, que marca el final del Ramadán.

Netanyahu cargó contra los islamistas, a los que responsabilizó de violar "su propio cese del fuego" al continuar con el lanzamiento de cohetes contra Israel. "Israel hará todo lo necesario para defender a su pueblo -dijo el premier a la cadena CNN-. Espero que consigamos una tregua duradera que nos permita desmilitarizar Gaza."

"Esperamos una respuesta oficial del enemigo", declaró, en tanto, el vocero de Hamas en Gaza, Sami Abu Zuhri, que dio a entender que sus combatientes continuarán el lanzamiento de cohetes mientras Israel no detenga sus misiones.

Aunque se logre una tregua duradera, los analistas y expertos afirman que persisten los desacuerdos sobre las cuestiones de fondo.

Israel, que anunció haber atacado unos 3600 "sitios terroristas" y haber matado a unos 320 combatientes de Hamas, quiere llevar hasta el final su misión de localización y de neutralización de los "túneles ofensivos" construidos por el movimiento islamista palestino y su aliado, Jihad Islámica.

Los túneles son utilizados para lanzar ataques contra Israel, así como para esconder su arsenal y sus centros de operaciones. Para destruirlos, las autoridades israelíes argumentan que deben realizar operaciones con unidades de combate. A la destrucción de esa red subterránea se suman las baterías de misiles, cada vez más sofisticados, poderosos y de mayor alcance en manos de las brigadas Al-Qassam, el brazo militar de Hamas.

Los islamistas, por su parte, plantean como condición el levantamiento del bloqueo impuesto desde 2006 por Israel, que asfixia la economía de este territorio de 362 km2 donde se hacinan 1,8 millones de personas, cuya vida cotidiana depende de la ayuda humanitaria.

Los bombardeos israelíes mataron ayer a 11 palestinos, entre ellos una mujer cristiana, en la Franja de Gaza. Según las FDI, 22 cohetes lanzados desde Gaza impactaron ayer en territorio israelí y el sistema de defensa antimisiles interceptó otros cinco. Ninguno de ellos dejó víctimas.

La ofensiva israelí, que había comenzado con bombardeos aéreos y navales y luego se transformó en una nueva invasión terrestre de Gaza, mató a 1031 palestinos, un 75% civiles -entre ellos 200 chicos- según la ONU.

Al mismo tiempo, el conflicto dejó tres civiles y 43 soldados israelíes muertos durante la incursión terrestre bautizada Barrera Protectora.