Puerto Príncipe, 21 de enero .- El nuevo jefe de la misión de Naciones Unidas en Haití, Edmond Multet, aseguró hoy que sus miembros están desbordados por la catástrofe en ese país caribeño, mientras los equipos de rescate continúan con la búsqueda de sobrevivientes entre los escombros.

Multet, en una entrevista con el periódico francés Le Monde, reproducida por la agencia de noticias Ansa, sostuvo que "estamos desbordados por esta catástrofe y la presencia de tropas estadounidenses y canadienses es bienvenida".

El diplomático, de 59 años, llegó a Puerto Príncipe el pasado 15 de enero para tomar el lugar del tunecino Hedi Annabi, el ex jefe de la misión de Estabilización de la ONU en Haití (MINUSTAH), quien murió durante el terremoto.

Multet admitió que"dentro de algunas semanas, cuando las estructuras de la ayuda humanitaria estén de pie, cuando la seguridad haya retornado, la presencia de estas tropas no será más necesaria".
Respecto a la dificultad de hacer llegar las ayudas para los damnificados, Multet dijo que "es imposible poner en pie un sistema seguro de distribución de ayudas en 24 horas".

"Cada día que pasa vemos más policías haitianos por las calles, más patrullas de la ONU, más distribución de agua potable y raciones alimentarias y el objetivo es nutrir a un millón de personas dentro de dos semanas y dos millones en un mes".

Por su parte, la vocera de la Oficina de la ONU para Asuntos Humanitarios (OCHA), Elysabeth Byrs, indicó que ‘es una situación sin precedentes‘ y destacó que "al octavo día del terremoto, los equipos trabajan como en el primero".

La Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) dijo que se está observando una "fuerte congestión" en el aeropuerto de la capital haitiana y que aún es difícil encontrar suficiente espacio para que puedan aterrizar naves de gran tamaño.

Según informó la agencia de noticias DPA, debido a la subida de los precios y la escasez de alimentos, el gobierno de Haití solicitó a la ONU que dirija la distribución de víveres en todo el país, también en zonas que no fueron afectadas directamente por el terremoto del 12 de enero, que dejó al menos 75.000 muertos, según los cálculos oficiales más recientes.