Aunque todavía la Organización del Atlántico Norte (OTAN) no se pone de acuerdo sobre el mando político de la guerra contra Muamar Kadafi y el papel que le cabe a la alianza militar de Europa, sus navales comenzaron ayer a patrullar el Mediterráneo para supervisar el embargo de armas impuesto sobre Libia.

Tras la decisión política tomada el martes por los 28 socios de la Alianza, la ejecución de esa misión marítima se ha iniciado con el fin de impedir la entrada de armamento y mercenarios en territorio libio.

Por el momento, seis barcos aliados pertenecientes al Grupo Permanente Marítimo I y al Grupo de Fuerzas de Medidas contra Minas de la OTAN serán los encargados de las tareas.

Progresivamente, serán complementados o sustituidos por los aportes de los Estados miembros.

Actualmente, según dijo ayer en una rueda de prensa el general aliado Pierre St. Amand, los países ya han ofrecido un total de 16 unidades, entre buques y submarinos.

En el quinto día de ataques aliados, se informó que la aviación de Kadafi está destruida y la coalición internacional patrulla "casi con total impunidad" el espacio aéreo de Libia. Así lo aseguró el comandante de la Real Fuerza Aérea británica (RAF), Greg Bagwell, desde la base italiana de Gioia del Colle.

Por otra parte, al menos dieciséis personas murieron ayer, entre ellas cinco niños, y otras 23 resultaron heridas

en la ciudad de Misrata, a 210 kilómetros al este de Trípoli, por ataques de las brigadas del líder libio Muamar Kadafi, que cercan esa ciudad.

El portavoz del Consejo Nacional Transitorio Interino (CNRT), Abdelhafiz Hoga, explicó en una rueda de prensa en Bengasi que "hay francotiradores apostados en las azoteas de los edificios y las fuerzas de seguridad (de Kadafi) bloquean las entradas de los hospitales".