A un paso de la Casa Blanca. Joe Biden habló ayer al pueblo de los EEUU confiado con el resultado electoral pero fue cauto y no se consagró ganador como sí lo había hecho, por la mañana, Donald Trump.

La Presidencia de Estados Unidos dependía anoche -24 horas después del cierre de los comicios- de un puñado de estados donde aún se contaban los votos, con el presidente Donald Trump y su rival demócrata, Joe Biden, cabeza a cabeza en ellos tras una elección histórica con la mayor participación en más de un siglo.

De todos modos, Biden mantenía la ventaja inicial, e incluso la amplió con el correr de las horas, después de que pasada la medianoche del martes Trump comenzó a cortar diferencias con triunfos resonantes en estados importantes que lo metían de nuevo en carrera y alimentaba las expectativas del Partido Republicano. Pero, el avance del escrutinio de los votos emitidos anticipadamente por correo planteaba de nuevo un escenario más propicio para un triunfo del candidato retador.

Casi es un secreto a voces que la mayoría del voto por correo tiene como destinatario a Biden que, anoche, se aseguró un triunfo que puede ser determinante en su batalla rumbo a la Casa Blanca: logró ganar con una estrecha ventaja en Wisconsin tras completarse el conteo de votos en ese estado y lograba alejarse más en Michigan, otro estado definitorio para las aspiraciones de cualquier candidato.

Así, el representante del Partido Demócrata, el senador de Delawere de 77 años, sumaba un total de 264 electores de los 270 que se necesitan para ganar la Presidencia de EEUU. Es decir, que está a un estado del triunfo. En tanto, Trump sumaba 214.

Según el Sistema Electoral de EEUU, para consagrarse presidente el candidato debe obtener la mayoría simple del Colegio Electoral de 538 votos. Allí, las elecciones son indirectas, los votantes no eligen a su candidato sino a sus representantes (electores). Son ellos los que se reúnen un mes después de los comicios para consagrar formalmente al ganador. Finalmente el ganador asume la Presidencia en enero.

Reclamo judicial. Trump denunció un "fraude" electoral sin aportar pruebas y amenazó con recurrir al Tribunal Supremo para detener el recuento de votos.
  • Tan cera y tan lejos

Pese a que Biden acaricia la Presidencia, aún no está claro cuándo podrá conocerse el ganador, que en gran parte podría definirse por el resultado de Michigan y Pensilvania, ambos ganados por Trump en 2016 luego de haber votado por los demócratas durante dos décadas.

Como ya se anticipó, Biden pasó al frente hoy con una muy leve ventaja en Michigan y Trump parecía encaminarse a ganar en Pensilvania. Con el 84% de los votos escrutados, el actual presidente de EEUU cosechaba un 51,9% de los votos contra 46,8% de Biden. Sin embargo, en este Estado que otorga 20 electores al ganador, resta por contar cerca de 1 millón de votos por correo que en su mayoría son para Biden.

Igual Trump no se rinde. Los republicanos darán batalla hasta el final y ya anunciaron que pedirán "inmediatamente" el recuento de votos en Wisconsin y ya presentaron un recurso en la Justicia para frenar el escrutinio en Michigan.

"Ha habido informes de irregularidades en varios condados de Wisconsin que plantean serias dudas sobre la validez de los resultados", dijo Bill Stepien, director de campaña de Trump.

El mismo Stepien informó que también presentó un recurso ante la Justicia de Michigan para frenar el escrutinio hasta que le den "acceso" a ese proceso.

Poco antes, Trump había vuelto a agitar el fantasma de fraude electoral al publicar en su cuenta personal de Twitter que en algunos estados clave su ventaja estaba "desapareciendo" con el paso de las horas y acusó a las demócratas de robarle votos.

"Están trabajando duro para hacer desaparecer la ventaja de 500.000 votos en Pensilvania, lo antes posible. ¡Del mismo modo, Michigan y otros!, había publicado el magnate republicano.

  • "Cuando cuenten los votos, ganaremos"

El candidato presidencial de la oposición en Estados Unidos, el exvicepresidente Joe Biden, volvió a dirigirse a la nación, en medio de la tensión poselectoral, y aseguró que, aunque no se declara ganador de la elección, se mostró confiado que cuando termine el escrutinio tendrá los votos para llegar a la Casa Blanca.

"No estoy declarando la victoria, pero creo que cuando se cuenten todos los votos vamos a ganar", aseguró el candidato desde su búnker electoral en el estado de Delaware y agregó: "Estoy confiado en que saldremos victoriosos". Tras una jornada cargada de tensión e incertidumbre, alimentada no sólo por la falta de resultados finales, sino por las constantes denuncias e intentos legales de la campaña oficialista de obstaculizar el escrutinio, el exvicepesidente Biden volvió a pedir que "se cuente cada uno de los votos". "Nadie nos va a quitar nuestra democracia. Nosotros, el pueblo, nunca seremos silenciados, nunca seremos amedrentados. Nosotros, el pueblo, nunca nos rendiremos", prometió el líder demócrata. Horas antes, su campaña ya había considerado "indignantes" y "sin precedentes" las declaraciones de Donald Trump sobre frenar el recuento de votos y había adelantado que el equipo legal demócrata "está listo para actuar" ante cualquier intento de resolver los comicios por la vía judicial.

"Fueron indignantes porque es un esfuerzo de quitarles los derechos democráticos a los ciudadanos estadounidenses", aseguró la directora de campaña del postulante demócrata, Jen O"Malley Dillon, al calificar las palabras del republicano que se declaró ganador, denunció fraude y anunció que irá a la Corte Suprema.

"Fue algo sin precedentes porque nunca antes en nuestra historia un presidente de los Estados Unidos había tratado de despojar a los estadounidenses de su voz en una elección nacional", indicó en un comunicado.


Doble voto récord

  • Sin cifras oficiales aún de participación, la web Elections Project afirmó que la concurrencia fue la más alta en 120 años, desde 1900, con un 66,9%, o unos 160 millones de votos -contra 137,5 millones en 2016-. Y Biden es el candidato más votado de la historia: sumó 69,77 millones de votos y así superó a Obama.
  • Gusto amargo para demócratas por el Congreso

Las elecciones para renovar el Congreso dejaron un gusto amargo en el Partido Demócrata, cuyas chances de pasar a controlar el Senado se reducían ayer, mientras avanzaban hacia extender dos años más su dominio de la Cámara de Representantes.

La sólida defensa de sus bancas del Senado exhibida por los republicanos en múltiples estados no excluía del todo la posibilidad de un triunfo final de los demócratas, ya que seguían sin definirse escaños clave en Carolina del Norte, Michigan y Alaska.

Los demócratas necesitan una ganancia neta de tres de las 100 bancas del Senado para arrebatar la cámara al Partido Republicano del presidente Donald Trump en caso de que su candidato Joe Biden gane la Casa Blanca, ya que en un escenario de empate, el vicepresidente emite el voto decisivo.

Si Biden no gana la Presidencia, a su partido le serán necesarios cuatro escaños de ganancia neta sobre el total de 35 que se pusieron en juego ayer. Los demócratas se aseguraban dos bancas que precisaban en Colorado y Arizona, pero perdieron un escaño por Alabama y los republicanos lograban defender el resto de los suyos estado tras estado, limitando de manera dramática los lugares donde la oposición confiaba en dar vuelta asientos.

Controlar el Senado es vital para el ganador de la Presidencia. Los senadores confirman a funcionarios nominados por el presidente. Los republicanos llegaron a los comicios con una mayoría en el Senado de 53 bancas, y aunque los demócratas dieron pelea en bastiones oficialistas, el balance de fuerzas no era ayer muy diferente al anterior a las elecciones. Pero el partido de Trump no pudo defender una banca del Senado por Alabama, donde ganó el demócrata Tommy Tuberville. La composición final del Senado se encaminaba a decidirse en Alaska, Michigan y Carolina del Norte. Los resultados parciales para renovar la Cámara de Representantes también fueron agridulces para los demócratas, ya que su mayoría se había achicado ayer en siete bancas.