El domingo 7 de junio se realizan elecciones en los 27 países que componen la Unión Europea.Están destinadas a elegir diputados para conformar el Parlamento Europeo, una institución muy importante, que puede elaborar leyes de aplicación para todos los estados que conforman la comunidad. Una ley que se apruebe allí está destinada a casi 500 millones de habitantes. Pueden decidirse cuestiones referidas al medio ambiente, a la economía, el comercio y otro sinfín de cuestiones.
A pesar de su importancia, el interés de los europeos por las mismas es escaso y las encuestas están señalando que la abstención será todo un record. Probablemente sólo irá a votar una de cada tres personas, con derecho a hacerlo.
Tanto desinterés se explica por muchas razones. Una de ellas es que no está claro cuántos diputados deberán elegirse. En principio deben ser 754, que durarán 5 años en sus mandatos. Cada país elige un número proporcional de representantes de acuerdo con su población. Alemania, el país más poblado de la Unión Europea, elige 99 diputados, Gran bretaña 78, España 54. Estonia y Luxemburgo, con pocos habitantes, eligen sólo 6 cada uno. El problema es que hay algunos países que, por no haber ratificado ciertos tratados, elegirán diputados pero éstos no podrán asumir, irán sólo como observadores, pero cobrarán el sueldo .En total se elegirán 754, pero asumirán 736, habrá 18 fantasmas.
Otra razón que contribuye al desinterés de la gente, es que no se sabe qué ideas defiende quién, ni quién se opone a qué. El principal problema de los ciudadanos europeos es la terrible crisis financiera y económica que afecta a todos los países de la Comunidad. Algunos, como España, están conociendo porcentajes de desempleados tan altos como los que tuvimos nosotros cuando la crisis del 2002. Precisamente los candidatos tienen dificultades para explicar semejantes problemas y mucho menos proponer soluciones claras para salir adelante.
Quienes decidan ir a votar, que serán muy pocos, tendrán varias opciones, aunque son dos los partidos que cosecharán el mayor porcentaje de votos: los conservadores y los socialistas. Los primeros, que son gobierno en países como Alemania, Italia y Francia, están en contra de que se realice una reforma del Banco Central Europeo y rechazan la idea de seguir ayudando a las empresas con dinero que surge de las fábricas de billetes. Además, son muy críticos a cualquier tipo de regulación de la economía. En síntesis, no explican el origen de los problemas. Actúan como si nada hubiese pasado y esperan que la crisis se resuelva por sí sola.
En cambio, los que se postulan desde las plataformas socialistas proponen una reforma del Banco Central Europeo para garantizar el crecimiento de la economía mediante el otorgamiento de créditos. Exigen el control de todos los agentes económicos y prometen luchar contra los paraísos fiscales. Si creemos en las encuestas, los conservadores obtendrían mejores resultados que los socialistas, lo que indicaría que se confía, todavía, en soluciones que surgirán por sí solas. No despiertan confianza las propuestas socialistas. De todas maneras son muy pocos los que irán a votar, la inmensa mayoría se quedará en su casa y ya se verá en el futuro como demuestra sus estados de ánimo.
Además de conservadores y socialistas, existen otras opciones, la extrema izquierda, los ecologistas, la extrema derecha, los anarquistas. Y los que podríamos llamar: los increíbles.
En este rubro, entre muchos, podemos citar a la candidata Gabriele Pauli, del Partido de los Electores Libres de Alemania, que propone crear el matrimonio a duración predeterminada, 7 años con opción a prolongarlo 7 años más. Por el Partido de los Animales, de Holanda, se presenta la candidata Natasya Oerlemans, que promete "dar una voz a los animales", víctimas de la explotación humana. También piden que lo voten, el ex campeón automovilístico Ari Vatanen, por el partido sueco conservador, siempre fue simpatizante de otro partido pero como no le propusieron un lugar expectante, se fue para otro lado. También está encabezando su lista Silvio Berlusconi, quien, si es electo, seguramente no asumirá pues es el Primer Ministro de Italia. Casi como en casa, o peor.