Sevilla, 5 de octubre.- Vestida de rosa pálido, la duquesa de Alba, de 85 años, rica y excéntrica aristócrata española, se casó el miércoles en la intimidad de un palacio sevillano con un apuesto funcionario español 25 años más joven, en una boda con sabor a escándalo familiar y romance mediático.
Una multitud de admiradores y periodistas de todo el mundo que desde la mañana esperaba a las puertas del Palacio de las Dueñas, donde tuvo lugar el enlace, bajo un sol abrasador aclamó a María del Rosario Cayetana Fitz-James Stuart cuando, llevando un ramo de rosas, salió del brazo de su nuevo esposo, Alfonso Díez, de 60 años, vestido con un elegante frac gris oscuro.
"¡Viva la duquesa!", "¡Te queremos Cayetana!", gritaba la multitud.
Con su habitual espontaneidad, la duquesa se quitó los zapatos y ante sus admiradores bailó una rumba al son de guitarras y panderetas, descalza sobre la alfombra roja desplegada para la ocasión a la entrada de su lujoso cortijo.
"Una boda bonita, con mucho amor, con mucho cariño", celebraba Enrique Jiménez, de 40 años, vestido con una camiseta con el retrato de la aristócrata.
"Antes sólo se casaban los hombres con la jovencitas y es hora de que nos casemos las mayores con los jovencitos, todo tiene su punto", se congratulaba Encarna Alcazar, viuda de 65 años.
Agitando frenéticamente los abanicos, protegidas por grandes sombreros bajo un calor asfixiante, sus admiradoras engalanadas habían esperado toda la mañana para ser las primeras en ver el traje de novia de Cayetana de Alba, diseñado por los creadores españoles Victorio y Lucchino.
Tras saludar a los sevillanos, la pareja regresó con su íntimo grupo de invitados, menos de 40, en el fresco interior del Palacio de la Dueñas, residencia de la familia De Alba construida en los siglos XV y XVI.
Sólo los familiares de los novios y un puñado de amigos asistieron a la ceremonia. La llegada de los dos famosos toreros Fran y Cayetano Rivera provocó gran emoción entre los curiosos.
El primero, ex marido de la única hija de la duquesa, Eugenia, sigue contando pese al divorcio con el afecto de la duquesa, la aristócrata con más titulos nobiliarios del planeta. Su hermano Cayetano llegó acompañado por su hermosa prometida, la ex Miss España Eva González.
El menú del banquete estuvo marcado por la gastronomía andaluza y por los platos preferidos de la duquesa: gazpacho, arroz a la provenzal con gambas blancas de Huelva y langosta en salsa americana, tournedó de ternera con salsa bearnesa y ave al limón. Para terminar, tocino de coco, pastel de almendras con salsa de leche condensada y bomba de chocolate con salsa de turrón caliente.
Tras tres años de luchas familiares, la duquesa, conocida por su característico pelo rizado y su desparpajo con la prensa, logró su deseo de unirse con Díez, hasta ahora funcionario del ministerio de Trabajo, cuyos orígenes humildes no tienen nada en común con la dinastía de la Casa de Alba, que remonta al siglo XIV.
Para vencer la oposición de sus hijos, la novia, dos veces viuda, decidió en julio repartir en vida la herencia de su inmensa fortuna, estimada por la prensa española entre 600 millones y 3.500 millones de euros, entre sus seis herederos.
Una vez superados los obstáculos familiares, el propio rey Juan Carlos I de España dio su bendición a la unión, como exige la tradición.
Sin embargo, la ausencia de dos de los hijos de la duquesa entristeció la fiesta. Su hija Eugenia tuvo que ser hospitalizada la víspera debido a una infección de varicela y su hijo Jacobo, en malas relaciones con la duquesa, partió oportunamente de viaje.
Para celebrar la boda, caretas, pulseras, insignias y camisetas con el retrato de Cayetana invadieron las tiendas de souvenirs de Sevilla. Haciendo honor a su buen sentido del humor, la duquesa envió según la prensa a su ayudante personal a comprarle uno de estos recuerdos.
La duquesa de Alba dijo sí
Con sus 85 años contrajo matrimonio con Alfonso Diez, un hombre 25 años menor que ella. Para evitar oposiciones, antes repartió su herencia entre sus 6 hijos.

