En el más letal de los numerosos levantamientos que sacuden al mundo árabe, más 200 personas pueden haber muerto hasta ayer en las protestas contra el régimen de Muamar Kadafi en Libia, que se encuentra en el poder desde hace 42 años.

Las fuerzas libias dispararon ayer sus ametralladoras en contra de miles de personas que marchaban en un funeral en memoria de manifestantes antigubernamentales en la ciudad de Bengasi, al este del país, un día después de que fuerzas leales a Kadafi atacaran con fusiles de asalto y otras armas a participantes en protestas y otro funeral.

La organización pro derechos humanos Human Rights Watch (HRW) informó que se han registrado al menos 233 víctimas mortales en todo el país desde que la semana pasada comenzaran las protestas contra el régimen de Kadafi, a quien exigen su renuncia entre reclamos por más trabajo y reformas políticas.

Según HRW, 55 de las víctimas habrían perdido la vida en las protestas en Bengasi, la segunda ciudad más grande del país y situada a unos 1.200 kilómetros al este de Trípoli, capital de la nación, una de las más ricas de África.

Ante la censura total impuesta por el régimen libio sobre los enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad y los manifestantes que piden el fin del régimen de Kadafi, no hay ningún balance oficial sobre el número de muertos y heridos.

Sin embargo, algunos testigos presenciales, entre ellos el periodistas Sami Mahmoud, así como el abogado Mohamed Abdallah, dijeron ayer a la televisión qatarí Al Jazeera que el número de muertos en Bengasi supera los 200 y los heridos ascienden a unos 900. El periodista ha indicado que sólo ayer por la mañana al menos 100 cadáveres han sido recuperados del hospital de Jala para ser enterrados.

El abogado Mohamed Abdallah ha señalado por su parte que miembros de los servicios de seguridad libios ayudados por "mercenarios africanos pagados por el clan Kadafi para reprimir a los manifestantes" realizaron "una verdadera matanza" en Bengasi.

Estas protestas fueron motorizadas por las revueltas populares de Egipto y Túnez, que acabaron con las autocracias que gobernaban ambos países. Pese al "clima de terror" que reina, entre 20.000 y 30.000 personas salieron ayer a las calles de Bengasi en Libia para exigir la caída del régimen del líder Kadafi. Otros testigos señalaron que "cascos amarillos", como se les llama a los considerados mercenarios de diferentes nacionalidades africanas, han perpetrado "un genocidio" en la ciudad Derna, también en el este del país, donde había cadáveres calcinados en la ruta que va al aeropuerto.

Más por la noche, se escuchaban tiros al centro de Trípoli y algunos barrios de la capital, según constataban testigos. Por su lado, Seif el Islam, hijo de Kadafi, afirmaba ayer en la televisión estatal que el país se encuentra "en una situación muy difícil" y en peligro de "guerra civil", pero advirtió que "no permitirán el caos" y que el Ejército "permanece y permanecerá fiel" a su padre y al régimen. Seif el Islam es considerado hasta ahora el más probable sucesor de Kadafi.