El primer ministro del Líbano anunció ayer la renuncia de su gobierno, al afirmar que la gran explosión que devastó la capital y provocó la indignación pública fue resultado de una corrupción endémica en la nación asiática.

El estallido de más de 2.000 toneladas de nitrato de amonio en un almacén el 4 de agosto acabó con la vida de unas 160 personas, hirió a más de 6.000 y destruyó parte de Beirut, coronando meses de deterioro político y económico y provocando airados llamados a la dimisión de todo el gobierno.

Tras anunciar la decisión de renunciar en pleno, con todo su equipo, el primer ministro libanés, Hasan Diab, se reunió con el presidente del país, Michel Aoun, en el palacio presidencial para informarle oficialmente de la decisión. Aoun aceptó la renuncia del Gobierno, pero le pidió que siga en funciones hasta la formación de un nuevo Ejecutivo. "El presidente Aoun dio las gracias a Diab y a los ministros y les pidió que siguieran desempeñando sus funciones hasta que se forma un nuevo Gobierno", indicó la Presidencia libanesa en su cuenta oficial de la red social Twitter.

Para muchos libaneses comunes, la explosión fue la gota que colmó el vaso de una crisis prolongada generada por el colapso de la economía, la corrupción y un gobierno disfuncional, por lo que salieron a las calles exigiendo un cambio radical.

Las manifestaciones estallaron nuevamente ayer en el centro de Beirut, con algunos manifestantes arrojando piedras a las fuerzas de seguridad que custodiaban una entrada que conduce al edificio del Parlamento.

Los ministros de Información y Medio Ambiente habían dimitido el domingo, así como muchos legisladores. La ministra de Justicia, en tanto, renunció ayer más temprano.

El presidente del Líbano dijo con anterioridad que había material explosivo almacenado desde hacía años de forma insegura en el puerto. Más tarde dijo que la investigación evaluará si la causa fue una interferencia externa, negligencia o accidente.

La gran incógnita era si el Congreso, símbolo del sectarismo basado en la representación de las comunidades religiosas que dominan la política del país, iba a apoyar una convocatoria a elecciones anticipadas que ya había realizado Diab.

El discurso de renuncia del jefe de Gobierno parece indicar que no. "La élite ha estado por décadas (en el poder) y su olor está en todos lados. Sus políticas dejaron al país al borde del abismo. Deben avergonzarse. No nos paran de atacar para protegerse a si mismos y tapar sus errores. Tenemos que volver a estar con la gente, pelear con ellos contra la corrupción, debemos ser parte de la gente", aseguró Diab, según la cadena Al Jazeera.

"El sistema de corrupción es mayor que el Estado. Un ejemplo explotó en el puerto de Beirut", continuó.

Diab había asumido hace sólo ocho meses como jefe de un Gobierno denominado "independiente", pero designado por el mismo congreso que había apoyado a su antecesor, Saad Hariri, el expremier que se vio obligado a renunciar el año pasado tras multitudinarias protestas contra su gestión, en particular, y el sistema político dividido por comunidades religiosas, en general.

Apenas un día antes de las explosiones en el puerto de Beirut, el entonces canciller Nassif Hitti había renunciado al Gobierno de Diab "debido a la falta de una visión para el Líbano y a la ausencia de voluntad honesta para lograr una reforma estructural total". Tras conocerse la renuncia de Diab, algunos manifestantes festejaron mientras otros pedían elecciones anticipadas.

Alerta por dólar y especulaciones

El directorio general de Seguridad Pública llamó ayer a "ciudadanos e instituciones" a reportar cualquier manipulación del tipo de cambio con el dólar estadounidenses para así dar seguimiento a las operaciones especulativas de divisas.

Un operador de mercado cambiario que solicitó no ser nombrado indicó que el dólar tendría que haber subido ayer pero no lo ha hecho porque las empresas permanecen cerradas. La libra libanesa (la moneda local de la nación) ha perdido más del 80% de su valor frente al dólar este año en medio de un panorama de alta inflación que el Gobierno estimaba antes de la explosión que alcanzara el 22% este año, y de falta de liquidez en los bancos por la crisis que atraviesa el país.

El Líbano es uno de los países más endeudados del mundo. La falta fondos en la caja llevó al Gobierno a anunciar en marzo el impago por primera vez en su historia de un vencimiento de 1.200 millones de dólares en eurobonos. El Líbano sufre un corralito desde el estallido de la revolución en octubre.