Nueva York conmemora cien años de la muerte de más de un centenar de trabajadoras inmigrantes en un incendio, el suceso industrial más trágico en la historia de la ciudad norteamericana, que, sin embargo, fue vital para el impulso de la protección y seguridad laboral en EEUU.

"Mi tía abuela Rosie Weiner murió a los 19 años, recién llegada de Rusia; pero su hermana Katie, de 17, se agarró al cable del ascensor y desde la novena planta logró escapar, cayendo sobre las cabezas de otras trabajadoras", explicó ayer a la agencia de noticias Efe, Suzanne Pred Bass, familiar de dos de las víctimas.

El incendio más trascendental en la historia laboral de EEUU ocurrió el 25 de marzo de 1911 en la fábrica que la textil Triangle Waist tenía en las tres últimas plantas de un inmueble de Manhattan en la que trabajaban 500 empleados, en su mayoría mujeres jóvenes inmigrantes, y que en 20 minutos se convirtió en una jaula mortal.

"El 25 de marzo de 1911 un incendio se desató en la octava planta. Las empleadas huyeron a la escalera de incendios, que cedió por el peso y las lanzó a la muerte. En la novena, una salida de emergencia estaba bloqueada. La gente en la calle empezó a ver cómo algunas saltaban por la ventana", explicó un portavoz de la Remember the Triangle Fire, agrupación creada en recuerdo del suceso.

Según su relato, "los camiones de bomberos llegaron pero las escaleras no alcanzaban más que a la sexta planta. Los elevadores no daban abasto y hubo quien cayó por el hueco del ascensor. Murieron 146 personas", de las que todas menos 23 eran chicas jóvenes y al menos 50 fallecieron al saltar al vacío tratando de huir de las llamas.

"Había muchas judías italianas", agregó Pred Bass, quien dijo haber oído a su tía abuela superviviente contar el terror que vivió en "el suceso más trágico jamás ocurrido (en EEUU) en un lugar de trabajo hasta el 11-S (2001)".

Ese incendio "fue un grito de guerra para el movimiento obrero internacional. Muchas leyes de seguridad contra incendios fueron creadas en respuesta", defiende Remember the Triangle Fire. Unos días antes se había celebrado el primer Día Internacional de la Mujer, lo que hizo que desde entonces ambos acontecimientos quedaran unidos para siempre y condicionó los trabajos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

La directora de esa organización, Jane Hodges, relata que en una reciente visita a Nueva York se topó con el edificio del incendio y vio la placa conmemorativa en la que se mencionaba el número de mujeres que murieron allí.

"Estas mujeres no podían acercarse a hablar con el dueño, tenían que fumar a escondidas y no podían parar para comer. Recibían bajos salarios, trabajaban largas horas y las puertas estaban cerradas con llave. No tenían derechos, protección o representación laboral. Era la clásica "fábrica clandestina", a un paso de la esclavitud", añadió Hodges en un comunicado.

Según declaró Michael Barry, presidente del Instituto de Información de Seguros, a raíz del incendio se acordó que en todos los lugares de trabajo se colocaran sistemas de extintores de incendios automáticos, que los empleados aprendieran y practicaran normas de evacuación de las instalaciones, que las salidas de emergencia no pudieran estar cerradas con llave en horarios de trabajo y que las puertas se abrieran hacia fuera.

Por eso, hoy es habitual que en los rascacielos de la Gran Manzana -todos equipados con sistemas de agua automáticos- se practiquen simulacros periódicos de evacuación, se comprueben a menudo las alarmas e incluso se forme a algunos de los trabajadores de cada planta en materia de primeros auxilios y atención de emergencias.

Además, poco después se impulsó la ley de compensación laboral, que también cumple en 2011 cien años, se constituyó el Departamento de Trabajo, se limitó la jornada laboral a 54 horas semanales y se exigió que las escaleras de bomberos fueran más largas.