Hace 22 años se daba a conocer la imagen de la beata chilena Laura Vicuña al mundo: una niña de cara redonda, cutis blanco y grandes ojos claros. Un retrato que dista mucho de su verdadero rostro, de facciones autóctonas, revelado tras una investigación policial.

Desde 1988, año en que fue beatificada, los fieles han venerado una imagen de aspecto europeo, sin saber que el rostro que pintó el artista italiano Caffaro Rore nada tenía que ver con el de la niña que, a los 13 años, entregó su vida a cambio de la salvación de su madre y que pronto podría convertirse en la santa de las víctimas de la pedofilia.

Una investigación de los Carabineros, realizada secretamente a petición de las salesianas chilenas y argentinas, ha revelado que las facciones de Laura Vicuña (1891-1904) eran criollas.

Según explicó el comandante Gonzalo Harcha, del departamento de Criminalística de Carabineros, hicieron falta varios exámenes topográficos faciales para verificar la identidad de una niña que posa, en una fotografía fechada en 1900, junto a otras alumnas del Colegio María Auxiliadora de Junín de los Andes (provincia de Neuquén).

El pasado diciembre, la investigación, en la que participaron expertos en antropología y en tratamiento de imágenes, concluyó que se trataba de la niña que fue víctima de varios abusos y que murió en enero de 1904, presuntamente de tuberculosis.

Cuando la ciencia parece echar por tierra aquello en lo que muchos han creído durante años, el gerente general de la Fundación Laura Vicuña, Mauricio Domínguez, quiso dejar claro que el retrato que se conocía hasta ahora de la beata no fue inventado. Según dijo Domínguez , el artista italiano lo elaboró con varias descripciones que recopiló y con la ayuda de la hermana de Laura, Julia Amanda, que recorrió los colegios de María Auxiliadora y eligió entre las niñas que conoció a la que más se parecía a Laura."Siempre dijimos que no era el verdadero rostro de Laura, sino el de una niña, que según su hermana, era muy parecida", dijo Mauricio Domínguez, que añadió que el retrato lo autorizó Roma. En este mismo sentido, la superiora provincial de las Hijas de María Auxiliadora en Chile, Aurelia Rossi, dijo que no se retrató a una niña europea por motivos "clasistas", sino que simplemente "se confió en el criterio de la hermana". "La pintura tiene facciones europeas, que probablemente hubieran sido distintas si se la hubiésemos encargado a un pintor chino", apuntó el gerente de la Fundación Laura Vicuña. Pero ahora parece que quizás la mejor opción hubiera sido encargarle el retrato a un artista chileno, ya que, según las conclusiones de la investigación que se remitirá a Roma, los rasgos de la joven beata se asemejaban más a los de una criolla. "Para nosotros el cambio de imagen no es relevante. Lo que es relevante es que Laura vivió una vida cristiana muy heroica", señaló Domínguez.