El presidente izquierdista de Bolivia, Evo Morales, tendría que olvidarse de sus ambiciones de hegemonía tras los comicios regionales del domingo, que dejaron un sabor agridulce en las hace poco victoriosas huestes oficialistas.
Medios y analistas señalaron ayer que, en unos comicios de los que aún no hay cifras oficiales, el partido Movimiento al Socialismo (MAS) de Morales avanzó en departamentos -donde se eligieron los primeros gobiernos autonómicos-, pero recibió dolorosas cachetadas en las ciudades.
Según opinó Hugo Molina, un experto en autonomías radicado en Santa Cruz, el MAS sigue siendo la mayor fuerza política del país, pero no puede ignorar el duro golpe de haber fracasado en su intento de ganar las alcaldías de La Paz, su plaza fuerte en los comicios nacionales y Oruro, capital del departamento homónimo donde nació el presidente. Ambas fueron ganadas por el izquierdista Movimiento sin Miedo (MSM), aliado de Morales en su primer mandato hasta que rompió a principios de este año. La oposición se hizo con las alcaldías de siete de las 10 ciudades más importantes.
En los comicios del domingo, el partido de Evo Morales logró aumentar se presencia regional en los departamentos pero sigue sin seducir en las ciudades, donde además se ha topado con la emergencia de nuevos liderazgos "por la izquierda".
Según marcan los sondeos, el oficialismo ganó las gobernaciones de cinco de los nueve departamentos: Oruro, Potosí y Chuquisaca, que el MAS ya ganó en 2005 y a los que suma La Paz y Cochabamba. Si bien Morales dice que el MAS también gana en Pando (Norte), aún el panorama aún es incierto.
A su vez, tres de los "bastiones" de la oriental "media luna" siguen en manos de opositores: Santa Cruz, Tarija y Beni. No hay que olvidar que las dos primeras concentran las principales reservas de hidrocarburos del país.
La victoria de la oposición en las ciudades refleja, según analistas, que la hegemonía del partido de Morales sigue afincada en las zonas rurales y no logra cuajar entre las clases urbanas, lo que ha frenado un mayor avance oficialista.
El MAS amplió su control a 200 municipios, sobre un total de 337, pero perdió alcaldías estratégicas de las ciudades capitales, incluso algunas en las que ganó la gobernación, como La Paz, Sucre (capital de Chuquisaca), Oruro y Potosí.
Por su parte, tras los resultados Morales prefirió destacar que el MAS ha crecido, tanto en los departamentos como en el ámbito local, en relación a los comicios de 2004 y 2005, respectivamente.
Sin embargo, el mandatario reconoció un sabor agridulce por no haber vencido en la plaza de La Paz, sede del Gobierno de Bolivia, que seguirá bajo control de su ex aliado Juan del Granado, del MSM), partido que también dio la sorpresa de imponerse con la periodista Rossío Pimentel en la alcaldía de Oruro, otrora bastión del MAS.
Así los analistas coincidieron en que los resultados del domingo no pusieron en riesgo, aunque sí señalaron límites, a la "revolución" indigenista y socialista de Morales, quien inició en enero su segundo mandato con un 64 por ciento de respaldo electoral y mayoría calificada en las dos cámaras legislativas.

