Con un inusitado clima de incertidumbre por el resultado, 8,2 millones de chilenos elegirán hoy presidente entre el candidato de la derecha, el opositor, Sebastián Piñera, y el candidato de la Concertación gobernante, Eduardo Frei, en lo que será el balotaje más reñido de la reciente historia democrática. Tanto, que muchos lo comparan con el plebiscito de 1988 para decidir la continuidad o no del dictador, Augusto Pinochet.

Un total de 34.000 urnas fueron habilitadas para dirimir hoy, a partir de las 7, el nombre de quien será sucesor de Michelle Bachelet, que arrancó con muchos contratiempos su mandato, pero que deja el Palacio de la Moneda con una imagen positiva histórica del 80 por ciento.

La expectativa se palpita también en San Juan por la importancia del trabajo conjunto para hacer realidad obras que supondrán un gran paso hacia la integración definitiva de los dos países, como el Túnel por Agua Negra, que durante los dos últimos años recibió, de ambos lados, un empujón sin precedentes.

El ganador indiscutido de la primera vuelta, el multimillonario, Sebastián Piñera, que arrancó como favorito también para el balotaje, se fue desdibujando en los últimos días en los que Frei redujo esa ventaja a sólo un 1,8 por ciento en un electorado con 12% de indecisos. Así, puso nuevamente en carrera a la Concertación que gobierna Chile desde hace 20 años en forma consecutiva,

El cambio de expectativas se puso de manifiesto a partir de un sondeo publicado esta semana por la consultora Mori, que planteó un virtual empate técnico con un margen de error del 3%.

También aportó al entusiasmo del oficialismo el respaldo de última hora recibido por parte del ex concertacionista Marco Enríquez-Ominami, quien ahora se enfrenta al desafío de intentar fortalecer una tercera fuerza electoral o integrarse al frente progresista que ya se anticipa para contener a todos aquellos ajenos a los partidos tradicionales.

El ministro del Interior, Edmundo Pérez Yoma, comparó en la mañana las elecciones con el plebiscito de 1988 al insistir en las diferencias de los candidatos presidenciales frente a la figura del fallecido general Augusto Pinochet y señaló que la tarea de la Concertación será ver si mañana logra aunar a "las fuerzas del No", triunfantes en aquella consulta histórica.

Es que la Concertación gobernante incorporó en este mes de campaña el debate de "pinochetismo sin Pinochet" en su embestida hacia el candidato de la derecha cuyo entorno conformado por la Unión Democrática Independiente (UDI) y Renovación Nacional (RN) contiene a varios ex funcionarios y colaboradores de la dictadura.

Incluso Piñera, el único dirigente de la derecha que manifestó su voto en contra de Pinochet en 1988, acosado por las presiones de los partidos que lo sostienen, no pudo asegurar durante la campaña que ningún ex funcionario de la dictadura volverá a la Moneda en su eventual Gobierno.

Otro de los flancos que debió enfrentar el millonario Piñera fueron precisamente sus empresas y negocios que aún mantiene y que no resultan compatibles para un hombre de gobierno, por lo cual durante la campaña debió prometer que venderá sus paquetes accionarios en empresas como Lan Chile, Chilevisión o el club de fútbol Colo Colo.

Para Frei, quien gobernó Chile entre 1994 y 2000, los cuestionamientos se centraron en la crisis de la Concertación expuesta con el desprendimiento de Enríquez Ominami, un ex integrante del Partido Socialista, y su sorprendente elección que superó el 20% de los votos, un 1,4 millón de votos que podrían haber tenido como destino al candidato oficialista.

Hoy a partir de las 18 se comenzará a dilucidar este choque con final abierto.