Chile.- Los restos del poeta chileno Pablo Neruda serán sepultados por cuarta vez desde su muerte hace más de 40 años y aunque todavía persiste la duda de si fue envenenado por la dictadura o falleció víctima de un cáncer, ya se dispuso para el 26 de abril la restitución del cuerpo del Nobel de Literatura a su casa en Isla Negra, a orillas del océano Pacífico, hoy convertida en museo.
El cadáver del poeta había sido exhumado el 8 de abril de 2013 por orden del juez que pidió a un equipo de peritos chilenos y extranjeros que verificaran si su defunción, ocurrida doce días después del golpe militar del general Augusto Pinochet, el 11 de septiembre de 1973, fue por envenenamiento o por un cáncer de próstata.
Ahora, el magistrado Mario Carroza determinó que los restos del escritor sean entregados por el Servicio Médico Legal (SML), para que vuelvan a la casa que el poeta tenía en Isla Negra.
De todas maneras, el juez Carroza señaló que se dejaron muestras óseas “en reserva” y ‘una parte significativa de los restos quedarán en el SML (Servicio Médico Legal), por si, como consecuencia de los análisis que se están haciendo, surgiera la necesidad de nuevas evidencias’.
Asimismo, Eduardo Contreras, el abogado querellante que representa al Partido Comunista en el caso, señaló que aún se está a la espera de que lleguen los resultados de los exámenes desde los distintos países a los que se enviaron las muestras, trámite que se podría completar en marzo o abril próximo.
La inhumación finalmente permitirá que se cumpla de manera definitiva el deseo del autor de ‘Canto General’, una de sus obras cumbres, de que sus restos descansen en Isla Negra, donde también yacen los de Matilde Urrutia, su última esposa.
Este retorno constituye el cuarto entierro desde su muerte el 23 de septiembre de 1973, según confirmó Fernando Sáez, el director ejecutivo de la Fundación Pablo Neruda, quien además informó que el entierro será ‘una ceremonia respetuosa’ para el poeta.
Tras su fallecimiento, a los 69 años, los restos de Neruda fueron inhumados en una tumba prestada por una familia amiga en el Cementerio General de Santiago de Chile, donde no hubo honores oficiales por parte de los que habían derrocado a su amigo, el presidente Salvador Allende.
Sin embargo, en un abierto desafío a la recién instaurada dictadura, centenares de personas acompañaron los restos a pie hasta el cementerio desde la casa del vate en la capital chilena, conocida como ‘La Chascona’ y también hoy convertida en museo.
Con la democracia, el cadáver de Neruda fue exhumado y trasladado al ex Congreso Nacional, que había sido cerrado por Pinochet tras el golpe. Allí se le rindió un homenaje póstumo y sus restos fueron trasladados hasta la Isla, tal cual lo había expresado en una de sus Disposiciones: ‘Compañeros, enterradme en Isla Negra, frente al mar que conozco, a cada área rugosa de piedras y de olas que mis ojos perdidos no volverán a ver’, pidió Neruda.
La decisión de exhumar su cuerpo la adoptó el juez hace tres años, después de que el chofer del poeta, Manuel Araya, insistiera en que la salud del escritor empeoró después de que le inyectaran en la Clínica Santa María, hasta donde llegó gravemente enfermo, una sustancia desconocida, presumiblemente dipirona.
Esa afirmación puso en duda la versión oficial, que sostiene que Neruda murió a raíz de un avanzado cáncer de próstata.