Un día glorioso de primavera en la capital francesa para un test para los "chalecos amarillos" y el presidente Emmanuel Macron. París blindada para la marcha número 23 de los Giletes Jaunes, tras la tragedia de la catedral de Notre Dame que conmovió a todo el país.

Una posibilidad para recrear la concordia nacional para el presidente, que deberá anunciar las medidas para calmar esta brutal fractura y crisis en una conferencia de prensa el jueves, y para los que se oponen a él. Toulouse, Lyon, Bordeaux, Rouen, Lille, Montpellier son otras de las ciudades franceses donde también están marchando.

En las primeras horas de la tarde había 6.700 manifestantes en París, y 9.600 en toda Francia, según datos del Ministerio del Interior. Además,  había ya 56 detenidos en la capital y más de 130 interrogados.

Miles de manifestantes marchaban desde el Ministerio de Economía francés hasta la plaza de la República, con una escala en la Bastilla. Su objetivo es llegar a las cercanías de Notre Dame y a su lugar simbólico, la avenida de los Campos Elíseos, dos lugares prohibidos y absolutamente cercados por la policía. Por eso el cortejo abandonaba su trayecto oficial y se desplazaba por las rutas paralelas.

Hubo fuerte tensión con las fuerzas del orden. Los manifestantes incendiaron un auto, basureros y barricadas en los alrededores de la Bastilla. Los Black Blocs no dejan a los bomberos controlar los incendios, que se iniciaron en el boulevard Richard Lenoir y luego se multiplicaron a lo largo del cortejo y sus alrededores.

La prefectura de la policía llamó a los "chalecos amarillos" “a separarse de los grupos violentos”, que ya saqueaban, rompían vidrieras y quemaban automóviles y basureros.

La tensión creció especialmente en la Place de la Republique, donde las fuerzas policiales intentaron dispersar a los violentos con gases lacrimógenos.

El ministro del interior, Chistophe Castaner advirtió sobre la presencia de acasseurs, que roban y saquean, en las marchas y de los Black Blokcs, vestidos de negro, especialistas en artes marciales extremadamente violentos, mayoritariamente extranjeros y encapuchados, que enfrentan abiertamente a la policía.

En los primeros incidentes con las fuerzas de seguridad incendiaron un auto, quemaron basureros. Los CRS (agentes antidisturbios) en el boulevard Richard Lenoir respondieron con gases lacrimógenos pero no granadas mutiladoras, muy criticadas por los organismos de derechos humanos.

Los enfrentamientos con la policía fueron en el lugar donde asesinaron a un agente en los últimos atentados terroristas de 2015. Los incidentes se multiplicaban en las calles adyacentes.

El cortejo no era denso pero sí largo. Marchan con sus chalecos y banderas francesas, algunos con las caras cubiertas por máscaras para protegerse de los gases o no ser identificados por la policía y los servicios de inteligencia. Son hostiles a la prensa y especialmente a los camarógrafos y fotógrafos.

Un helicóptero acompañaba la marcha y drones la vigilaban. Al menos 60.000 policías se han desplazado en todo el país .En la capital francesa, Bordeaux y Toulouse es donde se distribuyeron la mayoría de las fuerzas.

Los incidentes crecían a lo largo de la tarde. En las cercanías de la plaza de la República, los Blacks Bocs estaban infiltrados entre los "chalecos" para atacar. Una nube de gases lacrimógenos envolvía el cortejo. Los manifestantes no respetaron la trayectoria establecida por las autoridades.

El incendio de la catedral se mezcló en la marcha y especialmente los 1.200 millones de euros de donaciones de los millonarios de Francia.

“Yo soy Notre Dame”, se leía en algunos carteles que llevaban los manifestantes. Los "chalecos amarillos" debaten sobre el rol de las donaciones para la reconstrucción de la catedral, incendiada el lunes.

“Saquen las chequeras, como en Notre Dame”, gritaban en la plaza de la Bastilla, al pasar hacia Republique.“¡Queremos vivir, no sobrevivir”, reclamaban en la marcha.

Ahmed está en la marcha. Es francés pero de origen argelino. “Yo lamento la tragedia de Notre Dame. Pero esos que donaron allí deben ayudar a los pobres, como nosotros, que vivimos con el sueldo mínimo. ¿Macron? Es el presidente de los ricos. No hay negociación política. Nunca va a ser reelegido. Nosotros queremos un gesto, ser considerados, que pongan impuestos a los ricos, no a los pobres”, afirma.

En las cercanías de la Plaza comenzaron los primeros disturbios, con barricadas incendiadas y basureros verdes prendidos fuego, con un humo negro que ascendía al cielo. En la rue du Faubourg du Temple, un edificio en construcción fue saqueado y sus barreras incendidas. Tambien rompieron las vidrieras de una boutique de deportes.

Las compañías de seguro exigen a las empresas que bloqueen sus vidrieras con maderas si quieren ser reembolsados. El problema es que los casseurs no respetan esos códigos. Rompen las protecciones a martillazos y los saquean.

La policía actúa reactivamente, en pequeños grupos y a gran velocidad sobre el terreno. Una nueva táctica que les da mejores resultados después de los incendios y destrucción en marzo en los Campos Eliseos. Hay policias que tienen 4.000 horas para tomarse de vacaciones tras haber participado en el sistema de seguridad en estas marchas, que estresa a los efectivos y ya hay suicidios entre ellos.