El problema de los atascos en Pekín es una de las preocupaciones del Ejecutivo de la capital china, que, desde principios de año, entrega las nuevas matrículas previo sorteo, una decisión que ha trastocado el ritmo de vida de muchos pequineses.

Esta iniciativa se encuadra en un paquete de medidas destinadas a reducir los atascos en Pekín, donde en agosto de 2010 se vivió el mayor embotellamiento de la historia, de más de 100 kilómetros entre la capital china y el Tíbet y que duró cerca de dos semanas.

Aquel suceso, que atrajo la atención internacional, puso de manifiesto la nueva realidad del transporte chino, basada en el automóvil en detrimento de la bicicleta como medio urbano y el tren como medio de transporte de larga distancia.

La realidad de la automoción en China, traducida a cifras, arroja que, desde 2009, el gigante asiático es el mayor mercado mundial para el automóvil con unos 14 millones de vehículos vendidos anualmente, lo que supone casi la mitad de todos los que circulan en España.

Pekín, ejemplo claro de este despegue económico, tiene 4,76 millones de coches en sus calles y, hasta la entrada en vigor de la norma, mantuvo un ritmo de entrada de nuevos vehículos superior a los 30.000 por semana.

Según las previsiones, se espera que la cifra en 2015 alcance los siete millones, por encima de los 6,7 millones que manejan los expertos como cifra límite que puede soportar la metrópoli. De no actuar, afirman fuentes municipales, Pekín podría convertirse en "un continuo atasco".

Ma Xiang, de 74 años, aseguró a la agencia de noticias Efe que el tráfico en Pekín "no es normal", al tiempo que afirmó que las personas que más sufren este crecimiento del número de vehículos "son los ancianos", porque "ya no se puede pasear tranquilo" aunque dijo que el resultado de las medidas "se verá con el tiempo".

La decisión de sortear las matrículas, sin las que no se puede adquirir un coche en la ciudad, junto con otras como la de escalonar los horarios de más de 800.000 empleados públicos pequineses, ha generado reacciones negativas como la de Wang Bingjie, una recién licenciada de 23 años con problemas para incorporarse a su puesto de trabajo.

"En mi nuevo empleo necesito el coche tanto para visitar a clientes como para desplazarme hasta allí. Mi oficina está a las afueras de Pekín y usando transporte público tardo casi dos horas y no sé cuánto tiempo podré estar así", afirmó.

Wang es una de las personas que no han obtenido matrícula en ninguno de los dos sorteos realizados hasta la fecha, los cuales han repartido más de 35.000 licencias particulares y unas 8.000 de trabajo, cifras que cubrieron el 7,5 por ciento de las solicitudes. A pesar del vertiginoso crecimiento en la venta de coches en Pekín, hay ciudadanos que ven con buenos ojos la medida puesta en marcha por el Gobierno, aunque sólo en casos necesarios.

"Si tuviese la oportunidad de comprar un coche en Pekín no lo haría. El tráfico es muy malo y creo que está bien aplicarlo aquí, aunque quizás deberíamos pensar en la bicicleta como alternativa", afirmó a Efe Zhen Zhaoxu, de 32 años.

A modo de solución y, ante la perspectiva de que esta medida se alargue en el tiempo, algunos pequineses se han resignado a volver a la bicicleta o a las motos eléctricas ya que, como aseguró Cao Iang, de 38 años, "no podemos esperar siempre a tener un coche, mientras esto siga igual, optaremos por medios alternativos".