El destituido presidente hondureño, Manuel Zelaya, detenido y expulsado de su país por los militares, aplazó hasta el fin de semana su regreso a Honduras para recuperar el poder y aseguró ayer en Panamá que aún no se puede ir de este país.

"Hoy no me puedo ir de Panamá", dijo Zelaya en declaraciones a los periodistas junto al centro de convenciones ATLAPA, donde ayer tuvo lugar la toma de posesión del empresario Ricardo Martinelli como nuevo presidente panameño, en reemplazo de Martín Torrijos. En un principio, el depuesto gobernante hondureño había dicho que volvería hoy a su país, acompañado por la presidenta de Argentina, entre otros.

Pero ayer aseguró en Panamá, que para acudir a su país con el fin de forzar su restitución en el cargo esperará el plazo de 72 horas solicitado por la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA), que se reunió el martes en sesión extraordinaria.

"A partir de hoy, primero de julio, la OEA, unánimemente con todos los países de América, ha pedido que se les den 72 horas para restituirme en el cargo", aseguró el gobernante, a quien las nuevas autoridades de Honduras, con el nuevo presidente Roberto Micheletti al frente, anunciaron que lo detendrán si regresa al país.