Ni el frío ni la lluvia -que caía de manera intermitente- frenó en sus casas todos los que querían protestar en Barcelona contra las políticas de recortes sociales. Unas 150.000 personas según los organizadores o 20.000 según la Guardia Urbana, guerra de números al margen, eran muchos, tantos como para abarrotar la Via Laietana de arriba abajo. La convocatoria fue doble: de la plataforma Prou Retallades, que agrupa 200 entidades en el Fòrum Social Català, y la de los sindicatos mayoritarios y algunos partidos políticos que desfilaron sin pancartas. Josep Maria Álvarez (UGT), Joan Carles Gallego (CC OO), Joan Herrera (ICV-EUiA), Jaume Collboni (PSC), Oriol Junqueras (ERC) y Albert Rivera (Ciutadans) estaban en la segunda cabecera de la manifestación.

La marcha arrancó en dos puntos distintos -la plaza de la Universitat para los sindicatos y la de Urquinaona para la plataforma de entidades- y se mezcló inmediatamente y concluyó en el parque de la Ciutadella.

Entre los manifestantes, una gran mayoría empleados estatales. Maestros, médicos, enfermeras, personal técnico, docentes de universidades y bomberos. Y un sinfín de familias que salieron a la calle para exigir un respiro en las medidas de austeridad impuestas por todos los Gobiernos.

El presidente de la Generalitat, Artur Mas, fue uno de los blancos de los gritos y de pancartas: “Artur Mas, ¿a qué mutua vas?”. Maestros y padres de niños que van a las guarderías municipales desfilaban por los recortes que ha impuesto el alcalde de Barcelona, Xavier Trias. La sanidad y la educación pública de calidad fueron las reivindicaciones que se repetían en muchas pancartas. Pero la indignación se dirigía contra los poderes que no tienen rostros tan determinados, como el de la banca en general: “No a la dictadura de los bancos”.