La Marcha por una Alternativa en la capital del Reino Unido constituyó la mayor movilización en el país desde la convocada contra la guerra en Irak, que reunió a un millón de personas en 2003.

Los manifestantes, que caminaron de Victoria Embankment a Hyde Park, se pronunciaron contra las medidas presupuestarias del Gobierno británico, el cual afirma que los recortes son necesarios para sanear las finanzas públicas.

“Lucharemos por evitar los recortes salvajes y no permitiremos que destruyan los servicios, los trabajos y la vida de las personas”, dijeron los organizadores, quienes estimaron una participación de 250 mil personas; la policía no confirmó la cifra.

Los sindicatos destacaron el éxito de la convocatoria, pese a los enfrentamientos con la policía ocurridos al margen del desfile que se saldaron con 157 detenciones y 35 heridos, entre ellos cinco policías.

Alborotadores, a menudo con la cara tapada y ondeando banderas negras y rojas, atacaron con botes de pintura y botellas de vidrio los escaparates de las tiendas y bancos ubicados alrededor de Oxford Street, una de las principales arterias comerciales de la capital británica.

A pesar de esto, la manifestación, cuidada por unos cuatro mil 500 policías, se desarrolló de manera pacífica, en un ambiente festivo en el cual los asistentes incluso bailaron.

El plan de austeridad contempla, entre otras situaciones, la eliminación de 300 mil empleos públicos.

Maestros, enfermeras, miembros del Servicio Nacional de Salud, trabajadores de ayuntamientos y otros empleados del sector público se han unido a estudiantes y jubilados en esta gran protesta.

Drástico plan de ajuste

Ya lo decía David Cameron, primer ministro británico, en agosto de 2010: “Cuando una compañía está fracasando, cuando el gasto está subiendo, las ventas están cayendo y se acumula deuda, uno necesita ingresar con energía, ideas y visión”.

La manera de sacar a flote la situación económica de la administración del primer ministro son una serie de recortes que no han pasado desapercibidos por la sociedad. Y es que Gran Bretaña enfrenta un déficit presupuestario aproximado al 11% de su Producto Interno Bruto.

Los recortes comprenden, en primer lugar, la administración apunta a ahorrar por medio de la disminución de puestos públicos; alrededor de 300 mil plazas serían desocupadas.

Los estudiantes son otros perjudicados. A partir de 2012 es contemplada la triplicación del costo de las matrículas universitarias.

George Osborne, ministro de Economía, especula que para 2015 la deuda del país se haya reducido de manera sustancial.