La banda terrorista ETA volvió al ataque ayer 24 horas después del atentado fallido al cuartel de la Guardia Civil de Burgos donde intentó provocar una masacre. Esta vez eligió un cuartel en la turística isla de Mallorca que permaneció cerrada por algunas horas y puso a toda España en virtual alerta máxima. A diferencia del atentado del miércoles, donde sólo hubo más de 60 heridos leves, ayer una bomba lapa adosada a un vehículo policial todo terreno se cobró la vida de dos agentes de la guardia civil.

Ante el hecho, con extremas medidas de seguridad, se ordenó el cierre de aeropuertos y del puerto de Palma de Mallorca para evitar la fuga de los terroristas.

Pero la alarmante situación continuó horas después, cuando a las 19.40, el Grupo Especialista en Desactivación de Explosivos del instituto armado explotó de forma controlada una segunda bomba en otra movilidad de la Guardia Civil, estacionado en las proximidades de otro cuartel, de Palmanova. El artefacto fue explotado ante la imposibilidad de ser desactivado.

La primera explosión se produjo poco antes de las dos de la tarde (12.00 GMT) en las inmediaciones de un edificio utilizado por la Guardia Civil en el municipio de Calviá, en una zona muy concurrida cercana a un centro de salud y de correos. Los agentes Carlos Sáenz de Tejada y Diego Salva cuando intentaban poner en marcha el coche patrulla que por debajo tenía adosado una bomba-lapa, fueron alcanzados por la explosión accionada a distancia.

Apenas una hora después del atentado, que se produjo poco antes de las dos de la tarde (12:00 GMT), las autoridades pusieron en marcha la "Operación Jaula" y ordenaron el cierre del aeropuerto y el puerto de Palma de Mallorca para evitar que los terroristas pudieran abandonar la isla mediterránea, uno de los principales destinos turísticos de España, que cada año recibe decenas de miles de visitantes de toda Europa.

Los turistas alojados en los hoteles cercanos al lugar del atentado debieron permanecer en sus hoteles debido al amplio perímetro de seguridad establecido en la zona de la explosión, fijado en dos kilómetros en torno al cuartel de la Guardia Civil.

Tras el atentado, apenas una hora después se cerró el aeropuerto y el el puerto de la turística Palma de Mallorca y se prohibió el tráfico marítimo y terrestre a capital balear, pudiendo acceder solamente el personal con acreditaciones y peatones que pasen los controles de seguridad, instalado la Guardia Civil.

El otro puerto principal de la isla, en el municipio de Alcudia (al norte) que centraliza las conexiones marítimas entre Mallorca y Menorca, permaneció abierto pero con extremas las medidas de seguridad.

La explosión ocurrió a pocos kilómetros del palacio de Miravent, donde en cada temporada estival la familia real disfruta de las tradicionales vacaciones de verano. Don Juan Carlos y Doña Sofía para esta fecha suelen encontrarse en Mallorca, pero este año su descanso se retrasó a causa de un viaje oficial a Madeira.

El atentado de ayer, el primero en Mallorca con víctimas mortales, es el noveno de ETA en lo que va de año y eleva a tres el número de fallecidos en 2009 tras el asesinato el pasado 19 de junio, también con una bomba-lapa, del inspector de policía Eduardo Puelles, en la localidad vasca de Arrigoriaga.