Los preparativos para el funeral del príncipe Felipe, esposo de la reina Isabel II, quien falleció este viernes a los 99 años de edad, están en marcha.

Los detalles se anunciarán en los próximos días, pero se espera que sea un evento ceremonial más que el gran asunto de estado que normalmente se asociaría con la muerte de un miembro de la realeza.

El sábado a mediodía hora británica habrá salvas de honor en tributo al duque de Edimburgo. Se dispararán 41 rondas, con una ronda cada minuto durante 40 minutos.

¿Habrá capilla ardiente?

Se dice que el propio príncipe Felipe pidió un funeral modesto y que su cuerpo no fuera velado en público, por lo que no habrá una capilla ardiente en la que los ciudadanos puedan ver su ataúd y despedirse de él.

En lugar de eso, yacerá en el castillo de Windsor hasta el funeral privado en la capilla de San Jorge.

El honor de la capilla ardiente les fue concedido a los tres últimos consortes reales, incluida la Reina Madre en 2002, cuando unas 200.000 personas hicieron fila para rendir tributo durante más de tres días en el Westminster Hall en el centro de Londres.

Diana, princesa de Gales, también recibió un funeral real ceremonial pese a no ostentar ya el título de Su Alteza Real cuando murió.

Pero el Colegio de Armas, que ayuda a organizar actos de estado, dijo que los planes para el funeral del duque están "en línea con la costumbre y con los deseos de Su Alteza Real".

Se prevé que el estandarte del duque esté presente en los actos que se organicen.

Quién asistirá al funeral

Según la planificación inicial para los días posteriores a la muerte del duque, que se conoce con el nombre de "Operación Forth Bridge", se esperaba que miles de personas se congregaran en Londres y Windsor, e incluso que algunas acamparan para conseguir una posición privilegiada para ver la procesión militar.

También estaba previsto que cientos de miembros de las fuerzas armadas se alinearan en las calles en honor al duque, junto a miles de agentes de policía encargados de controlar a la multitud.

Pero desde que estalló la pandemia de coronavirus, los organizadores han estado trabajando en planes de contingencia para evitar grandes multitudes en el caso de que el duque muriera.

Se dice que la reina está considerando cambios en el funeral y los planes ceremoniales, de acuerdo con las recomendaciones actuales del gobierno y las directrices de distanciamiento social.

El día del funeral se cree que el ataúd será trasladado una corta distancia hasta la capilla de San Jorge, dentro del propio castillo, para el servicio religioso.

Las restricciones por el coronavirus en Inglaterra implican que solo se puede permitir la asistencia de 30 personas, que además tienen que mantener la distancia social si no son convivientes.

Todavía no se conocen los detalles de quiénes serán los invitados o miembros de la familia que acudirán al funeral.

No obstante, es probable que el príncipe Harry asista a la ceremonia, según la agencia de noticias Press Association.

El duque de Sussex, nieto del príncipe Felipe, vive en Estados Unidos con su esposa, Meghan Markle, y no ha regresado a Reino Unido desde que dejó sus labores reales el año pasado.