El presidente de EEUU, Barack Obama, juró ayer el cargo para un segundo mandato ante una multitud y, desde las escaleras del Capitolio, hizo un llamado a un país más inclusivo y unido, que acepte la reforma inmigratoria, los derechos de los homosexuales y la lucha contra el cambio climático. Asimismo proclamó el fin de una década de guerra y el inicio de una recuperación económica tras la peor crisis en 80 años.

“Las posibilidades de Estados Unidos son ilimitadas”, dijo Obama a los cientos de miles de asistentes que se desparramaron por el National Mall, el gigantesco bulevar flanqueado por monumentos, museos y jardines que desemboca en el Capitolio, y a millones de personas más que siguieron la ceremonia por televisión.

“Compatriotas míos, estamos hechos para este momento, y lo aprovecharemos siempre y cuando lo hagamos juntos”, agregó el mandatario demócrata momentos después de su juramento, que realizó con su mano derecha en alto y la otra sobre dos biblias, una del ex presidente Abraham Lincoln y otra de Martin Luther King.

Al momento de jurar, la primera dama, Michelle Obama, sostuvo las biblias, una sobre la otra, mientras su marido pronunciaba la fórmula de juramentación, todo a la vista de sus hijas, Sasha (11) y Malia (14).

En su discurso, el primer mandatario afroamericano de EEUU reiteró su llamado a la unidad varias veces y mencionó algunos desafíos y el duro trabajo por delante.

“Ya está terminando una década de guerra. Ha comenzado una recuperación económica”, declamó Obama, de 51 años, cuyo primer mandato estuvo marcado por una recesión económica que terminó a mediados de 2009 y que se siguió de la recuperación más lenta de la historia del país después de un período de contracción.

“Debemos tomar las difíciles medidas para reducir el costo de la Salud y el tamaño de nuestro déficit”, dijo el Presidente, que cerró el año pasado logrando un acuerdo temporal sobre impuestos y gasto estatal con los republicanos, que controlan parte del Congreso y con los que deberá retomar negociaciones en breve.

En referencia a su agenda para un segundo mandato, el presidente señaló que la nación debe responder a ‘la amenaza del cambio climático‘ y acometer una reforma inmigratoria integral, uno de los objetivos postergados de su primera gestión y una promesa a la comunidad latina, cuyo apoyo fue clave para su reelección.

La toma de posesión, ante unas 800.000 personas -la mayor cantidad en la historia del país para un acto de investidura de un segundo mandato-, marcó otro hito en la vida política de Obama, un hawaiano afroamericano, hijo de padre negro proveniente de Kenia y madre blanca de Kansas.

Al igual que en 2009, en el traslado desde la Casa Blanca al Capitoli, los Obama, muy sonrientes y tomados de la mano, se pararon a mitad de camino y bajaron de la limusina para caminar varias cuadras por la céntrica avenida Pensilvania. Allí saludaron a miles de personas que los vitoreaban tras las vallas de seguridad a ambos lados de la ancha calle.