El Papa Benedicto XVI fue intervenido ayer de una cirugía menor tras resbalarse en el baño y fracturarse una muñeca durante sus vacaciones en el norte de Italia.

Desde el Vaticano informaron que la operación duró 20 minutos bajo anestesia local y que el Sumo Pontífice deberá utilizar un yeso por aproximadamente un mes.

El líder religioso, que es diestro y utiliza su mano derecha para dar bendiciones, pasó cerca de siete horas en el hospital "Umberto Parini", de Aosta, capital de la región, donde le realizaron una radiografía en la muñeca que desveló la fractura. Luego regresó a su chalet en las montañas en donde está disfrutando de sus vacaciones. Al salir del hospital hizo señas con su mano izquierda a algunas personas, saludando. No obstante, no quedó confirmado si habría daño permanente que podría afectar la capacidad del Pontífice para tocar el piano, pasatiempo con el cual se relaja en las tardes.

Patrizio Polisca, doctor personal de Benedicto XVI, enfatizó que la lesión fue ocasionada por una caída accidental y que el líder religioso no se sentía enfermo al momento del accidente. Además, precisó que fue sometido a osteosíntesis, un procedimiento quirúrgico para estabilizar y unir huesos fracturados por medio de dispositivos mecánicos como placas metálicas alambres y tornillos, entre otros.

Polisca comentó que espera que el Papa Benedicto XVI sane dentro de un mes, y que sus vacaciones en las montañas ubicadas al norte, cerca de la frontera con Francia, continuarán como habían sido programadas. "El estado general del Santo Padre es bueno", agregó el doctor y expresó que el líder religioso volvería a su residencia en las montañas más tarde durante el día. "Se resbaló en el baño esta mañana. Fue trasladado al hospital para revisiones. No es nada grave", dijo anteriormente el portavoz del Vaticano, el padre Federico Lombardi.

El Pontífice alemán llegó por sus propios medios al hospital y el Vaticano dijo en un comunicado que antes "celebró misa y desayunó". "Rezaré para que el Santo Padre tenga una pronta y completa recuperación", dijo el arzobispo Dermot Clifford, de visita en la Santa Sede.