Viktor Orbán, que se perfila como el nuevo primer ministro tras la primera vuelta de las elecciones legislativas húngaras, anunció ayer que centrará la política de su gabinete en reducir los impuestos y combatir la corrupción para relanzar la maltrecha economía nacional.

Orbán y su partido conservador del Fidesz lograron el domingo una victoria inédita en el país desde la caída del comunismo, haciéndose con el 52,7% de los votos, que podrían asegurarle una mayoría cualificada en el Parlamento y suficiente cómoda como para poner en práctica su política macroeconómica.

El líder húngaro, de 47 años, prometió hacer de Hungría "en poco tiempo el sistema más competitivo de la región".