El presidente yemenita Ali Abdullah Saleh, aceptó ayer formalmente renunciar tras 33 años en el poder y nueve meses de revuelta opositora, con lo que se convirtió en un nuevo gobernante que cae producto de la ola de protestas conocida como ‘primavera árabe‘. En enero pasado, la ola de revueltas de la primavera árabe condujo a la caída del presidente de Túnez y un mes más tarde a Hosni Mubarak, de Egipto. Saleh acordó la cesión del poder a su vicepresidente, y la celebración de elecciones dentro de los siguientes 90 días.