Tras cumplir su misión primaria, el módulo Philae, primer aparato enviado por el ser humano que aterriza sobre un cometa, entró ayer en estado de reposo por falta de batería, un letargo del que solo podrá despertar si sus placas vuelven a recibir los rayos solares.
Han sido 57 horas históricas, que han servido para transmitir valiosa información científica sobre las condiciones en el cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko y que deberán contribuir a la indagación sobre los orígenes del Sistema Solar.
Sin embargo, Philae se posó en un lugar oscuro y rocoso, por lo que no pudo sobreponerse a la ausencia de sol, lo que hizo que sus baterías, recargables con energía solar, hayan entrado en hibernación.
Según explicó la Agencia Espacial Europea (ESA) en el blog que informa sobre la misión, eso implica que todos sus instrumentos y la mayoría de sus sistemas están apagados, aunque si en algún momento la pila del módulo vuelve a recargarse podría continuar con el envío de datos.
Con esa esperanza, antes de que el módulo Philae cayese exhausto, el cuerpo del robot -del tamaño de una lavadora- se elevó unos cuatro centímetros y se rotó unos 35 grados, para conseguir atrapar más irradiación solar. Ahora, será tarea de los científicos a 511 millones de kilómetros, en el planeta Tierra, analizar y evaluar los datos que Philae ha aportado.
El viernes pasado, Philae hizo una tardía llamada por radio a través de su nave nodriza Rosetta, reportando que el taladro operó con éxito. ‘La primera perforación en un cometa en un hecho!‘ publicó la Agencia Espacial Europea (ESA) en la red social Twitter en la noche del viernes. El taladro de Philae descendió más de 25 centímetros el viernes, penetrando la superficie del cometa. Los científicos también decidieron intentar reposicionar la sonda para que sus paneles solares pudieran recargarse.
‘Comencé a levantarme un poco y ahora rotaré para intentar optimizar la energía solar‘, publicó ESA en la cuenta de Twitter de la sonda Philae. Una de las tareas más importantes de la sonda de 100 kilogramos es obtener muestras desde dentro del cometa para análisis químicos.
Se cree que los cometas son restos puros de la formación de nuestro sistema solar hace unos 4.600 millones de años. Ellos contienen rocas y hielo que han preservado moléculas orgánicas antiguas como una cápsula de tiempo y podrían brindar luces sobre la evolución de los planetas y la vida. Fuentes: Efe y Reuters