La profesora estadounidense Elinor Ostrom se convirtió ayer en la primera mujer en recibir el premio Nobel de Economía en 40 años de historia del galardón.
Ostrom, de 76 años, comparte el premio con otro estadounidense, Oliver Williamson, y ambos reforzaron el claro dominio de EEUU en la edición de 2009 de estos prestigiosos premios.
Al concluir ayer la temporada 2009 de los Nobel, la Real Academia Sueca de las Ciencias batió un récord de mujeres premiadas, un total de cinco, en una misma ronda.
Reconocida por sus teorías sobre la gestión de recursos naturales, Ostrom aseguró que este premio reafirma el poder de la gente común para gestionar con éxito recursos naturales como los bosques, bancos pesqueros, campos de petróleo, lagos o tierras de pastoreo, en lugar de tener que ser gestionados por el Gobierno o empresas privadas. Sus investigaciones muestran cómo los usuarios de una propiedad común pueden administrarla exitosamente.
Con ello, Ostrom ha aclarado las características centrales del autogobierno, como que la participación activa de los usuarios es esencial, y las reglas impuestas desde el exterior tienen menos legitimidad y hay mayor probabilidad de que sean violadas.
Williamson, de 77 años, fue galardonado por sus teorías sobre el papel de las empresas en la resolución de complejos conflictos y sus análisis de cómo las transacciones económicas se hacen no sólo a través de los mercados, sino también dentro de compañías, asociaciones y familias.
Demostró cómo pueden prosperar organizaciones jerárquicas porque son efectivas en la resolución de conflictos complejos y, de algún modo, más eficientes que los sistemas basados en el mercado.
La academia dijo que Ostrom y Williamson, de la Universidad de California, Berkeley, ayudaron a explicar cómo el análisis económico puede iluminar la mayoría de las formas de organización social.
Al licenciarse en 1954 de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), Ostrom elaboró una tesis que hizo referencia a un caso de 1945. Ese año, un grupo de ciudadanos se asoció para proteger las aguas subterráneas del sur de California que estaban sufriendo filtraciones de agua salada y consiguió en los tribunales un nuevo reglamento de protección del agua, lo que para ella fue un ejemplo de cómo individuos dispares son capaces de unirse para proteger un recurso común.
Nacida en 1933 en Los Ángeles, Ostrom creció en una época de depresión económica, en una ciudad donde el agua dulce es un bien preciado, por lo que experimentó de primera mano el valor de los recursos naturales y la sostenibilidad desde niña.
Por eso estudió la forma de auto-organización y cómo se trabaja la gestión a nivel local para mantener los recursos comunes, ya sean naturales o creadas por el hombre, como pueden ser las fuerzas policiales.