Buenos Aires, 18 de enero.- En El Cairo, frente al Parlamento,Abdo Abdel Hamid, de 49 años, sufrió quemaduras de tercer grado al rociarse con gasolina mientras gritaba: "Fuerzas de seguridad nacional: he perdido mis derechos en este país". Al parecer, pretendía protestar contra el trato injusto que habría recibido de las autoridades, que dispusieron el cierre de su restaurante.

Según testigos, un taxista logró apagar las llamas que estaban envolviendo el cuerpo de Hamid. Por otro lado, en la capital de Mauritania, Nouakchot, un hombre se prendió fuego dentro de su coche, cerca del palacio presidencial. Fue identificado como Yacoub Waled Dahoud, un empresario acomodado que protestaba por el "deterioro contra la situación política" de su país. Según algunos testigos, sufrió quemaduras en la cara y los brazos y fue trasladado al hospital.

El argelino, padre de cuatro hijos, se prendió fuego cuando no logró reunirse con el gobernador de la provincia rural en la que vive. El hombre, de 36 años, vivía en condiciones de pobreza con un ingreso bajo. Había tratado de reunirse con el gobernador varias veces, junto a otro grupo de residentes, para hablar de trabajo y vivienda. Al no lograr su objetivo, se roció con gasolina frente al edificio municipal del pueblo minero de Boukhadra, unos 600 kilómetros al sureste de la capital.

La semana pasada surgieron informes según los cuales tres hombres se quemaron a lo bonzo en distintas partes de Argelia en distintos días en hechos que no parecen estar relacionados.

Estas inmolaciones se produjeron exactamente un mes después de que el joven tunecino Mohammed Buazizi se quemara a lo bonzo para manifestarse contra el desempleo, lo que desató una oleada de protestas en todo el país que derivó en la caída, el viernes pasado, del presidente Zine el Abidine Ben Ali.