El nuevo gobierno de Gran Bretaña anunció fuertes recortes en los gastos de la administración pública, cercanos a los 6.200 millones de libras esterlinas (unos 10.790 millones de dólares) por reducir el déficit fiscal. Según el flamante ministro de Finanzas británico, George Osborne, los recortes eran esenciales y sostuvo que "se acordó reducir cerca de 6.250 mil millones de libras esterlinas de gastos innecesarios en el sector público", informó la agencia Bloomberg.
"Heredamos una terrible situación económica y vamos a corregirla", explicó el flamante funcionario, quien presentará un presupuesto de emergencia el 22 de junio próximo para hacer frente a la grave situación de las finanzas públicas. La situación financiera británica fue afectada por una fuerte recesión que redujo los ingresos fiscales y aumentó los gastos, en el marco de los costosos rescates al sector bancario.
Osborne sostuvo que la crisis griega profundizó la necesidad de actuar con rapidez en medio de la preocupación de los mercados por los altos niveles de déficit público en la zona del euro. En diálogo con la BBC, Osborne dijo: "Mi trabajo es asegurarse de que este país puede vivir dentro de sus posibilidades, porque hemos heredado el mayor déficit presupuestario en Europa como gobierno recién asumido".
Los recortes de gastos abarcan a viajes de funcionarios públicos, ayudas en planes de recién nacidos, asesores externos del gobierno, gastos de los ministerios. "Si fracasamos en reducir el déficit, las consecuencias serán desastrosas", sentenció el ministro, quien prometió no bajar el gasto en educación básica, defensa y salud.
En una disertación conjunta, su vice, el liberaldemócrata David Laws, subrayó que los británicos tienen que prepararse aún para "muchas decisiones duras". Del dinero ahorrado, unos 500 millones de libras se utilizarán para crear nuevos puestos de trabajo y estimular la economía; y el resto servirá para pagar deudas.