British Petroleum logró insertar ayer un tubo en la fuga principal de petróleo en el Golfo de México y canalizar parte del flujo a un barco, lo que supone la primera operación con éxito para reducir el vertido, según informó ayer.
"Actualmente petróleo y gas están subiendo a la superficie" por el conducto, dijo Kent Wells, vicepresidente ejecutivo de la compañía, en una rueda de prensa. El tubo tiene unos 1.600 metros de largo, la distancia entre el suelo del mar al Discover Enterprise, un barco que almacena el crudo y que quema el gas.
Wells dijo no saber aún el volumen de hidrocarburos que se está recogiendo de ese modo y explicó que la compañía aumentará "muy lentamente" la cantidad que deja subir por el tubo. "Recogeremos tanto como podamos, pero en este momento no sabemos cuál será el porcentaje", señaló.
El conducto está lleno de hidrógeno, que será retirado progresivamente para permitir el paso de los hidrocarburos. El peligro es que entre agua del mar por él y se formen cristales de gas, los cuales podrían impedir el flujo del carburante a la superficie.
Eso fue lo que pasó en un intento anterior, cuando la empresa colocó sobre la fuga una caja de cemento y acero de 90 toneladas, que tuvo que retirar al obstruirse con cristales. Para no correr la misma suerte, la empresa ahora está inyectando metanol, un compuesto que dificulta la condensación del gas.
