Inglaterra, 18 de marzo.- El vestido drapeado de terciopelo azul noche que lució Lady Di cuando bailó con John Travolta en la Casa Blanca en 1985 será mañana la pieza central de la mayor subasta de ropa de la princesa de Gales. El traje, un diseño de Victor Edelstein, será uno de los diez que saldrán a remate y por los que se espera recaudar entre 200.000 y 300.000 libras (1,6 a 2,4 millones de pesos). Desde ayer, y antes de que queden en manos del mejor postor, la casa de remates de Londres Kerry Taylor permite al público conocer y ver de cerca estas piezas de diseño.
Los vestidos –en su mayor parte ropa de noche que Diana usó para compromisos oficiales entre 1985 y 1997– son obra de diseñadores británicos. La favorita de Diana, Catherine Walker, tiene seis vestidos en la subasta, que también comprende piezas de Bruce Oldfield y Zandra Rhodes. Todos habían sido subastadas en junio de 1997, dos meses antes de la trágica muerte de Diana. Fue la misma princesa quien dedició hacer el remate, ya que quería recaudar dinero para obras de caridad, pero también deseaba que esos vestidos –que por años habían estado guardado en sus armarios– volvieran a lucirse. Aquella vez fue Maureen Rorech Dunkel quien compró la mayoría de los vestidos más destacados, quien durante años los usó para exhibiciones con fines benéficos y ahora decidió venderlos.
Otras prendas destacadas son un vestido asimétrico de Walker con delicadas rosas bordadas en lentejuelas que usó Diana cuando conoció a Liza Minnelli en 1991 y un vestido de fiesta negro de Oldfield con escote en la espalda y el frente que lució cuando la fotografió Lord Snowdon. Se calcula que el vestido de Rhodes (que está pintado a mano) obtendrá 30.000 libras (unos 240.000 pesos) y el negro de escote halter con cuentas con que la fotografió Mario Testino poco antes de su muerte en 1997 probablemente llegue a las 70.000 (560.000 pesos).
La colección muestra la evolución de la princesa de la niña bien que llegó a la familia real inglea hasta la mujer de sofisticada elegancia que se convirtió en una de las figuras emblemáticas del siglo XX. “Es fascinante ver el cambio de ingenua a ícono de la moda”, dijo Kerry Taylor. “Uno puede seguir su vida a través de la ropa”.
Del vestido de terciopelo arrugado color granate con enorme moño de Catherine Walker que usó en 1985 a las formas despojadas y al cuerpo de los 90, se desarrolla un estilo característico de Diana. Anna Harvey, ahora directora editorial de Conde Nast New Markets pero entonces editora de moda de Vogue y asesora de vestuario de Diana, vio cómo se producía el cambio. “Al principio, ella no tenía mucho sentido de la moda”, señaló Harvey. “Lo adquirió con la experiencia, cuando se volvió más segura y audaz sobre cómo debía caerle la ropa”.
“Ella influyó en toda una generación”, expresó Oriole Cullen, curadora de Moda y Textiles del Victoria and Albert Museum. “Incluso si uno se fija en su vestido de boda, hasta quince años después la gente todavía se casaba con distintas versiones de él”.
El interés en Diana sigue siendo grande y no se ve afectado por los actuales sentimientos positivos hacia la familia real, en parte debido al casamiento del duque y la duquesa de Cambridge, el jubileo de la reina y el nuevo heredero que está por nacer. Pero quién será el comprador de los vestidos de Diana es fácil de adivinar. “Es un mercado de nicho”, reconoce Taylor. “Hay muchas personas que aman a Diana, pero la mayoría de ellas sólo pueden permitirse comprar el catálogo. Espero que los compre un museo y queden a la vista del público. Diana es la princesa del pueblo pero ninguno de sus vestidos está expuesto para que la gente pueda verlo”.