El ministro de Justicia de Brasil, el exjuez Sérgio Moro, presentó este jueves su renuncia al cargo luego de un cortocircuito con el presidente Jair Bolsonaro, quien decidió remover a la cúpula de la Policía Federal (PF) designada por el exmagistrado de la causa Lava Jato. De momento, el mandatario busca convencer a Moro para que reconsidere su decisión y continúe en el cargo.

De acuerdo a los diarios Folha de S. Paulo y Estadão, Bolsonaro notificó a Moro –una de las estrellas de gabinete del gobierno ultraconservador en Brasil- que en los próximos días reemplazaría al director general, Maurício Valeixo, lo que desencadenó la ira del ministro.

Según fuentes entendidas en los últimos contactos entre los dos políticos, Bolsonaro no aceptó de momento la dimisión y estaba intentando, a contrarreloj, mantener al exjuez que saltó a la fama entre los votantes de derecha por su cruzada contra el expresidente de izquierda Lula da Silva con su operación Lava Jato.

Bolsonaro tenía en la mira a Valeixo desde hacía un año, de acuerdo a Estadão, cuando la Policía Federal comenzó a investigar a su hijo, el diputado Flávio Bolsonaro, por corrupción. Se trata del caso en que su chofer, Fabrício Queiroz, cobró sumas excesivas, transfiriendo parte de esos montos al hijo de presidente de Brasil.

Bolsonaro encargó a los ministros de la Casa Civil (jefatura de Gabinete), Braga Netto, y de la secretaría de Gobierno, Luiz Eduardo Ramos, que convenzan a Moro de permanecer en el gabinete.

Pero el exjuez está determinado a dejar el Ejecutivo si también lo hace Valeixo, afirmaron fuentes cercanas al exmagistrado al diario Folha de S. Paulo.

Los cortocircuitos entre Moro y Bolsonaro datan casi desde el inicio del gobierno, hace un año. El exjuez dijo que optó por dejar su popular carrera judicial a cambio de dirigir con autonomía el ministerio.

Pero el presidente de Brasil ha proferido varios reveses a esas aspiraciones.

A ello se suma que la crisis por el coronavirus también los encontró en veredas opuestas. Moro ha cuestionado la estrategia negacionista del presidente, mientras que el círculo cercano de Bolsonaro dejó trascender el malestar con el exjuez porque no se inmiscuyó en su defensa y optó por un bajo perfil.