Buenos Aires, 20 de marzo.- La presidente brasileña, Dilma Rousseff, afirmó este miércoles, tras reunirse con el papa Francisco, que el pontífice está "entusiasmado" con su próximo viaje en julio a Brasil para participar a la Jornada Mundial de Juventud (JMJ) y que espera una masiva presencia de los jóvenes.
Además, se dio espacio para el humor y salió con una frase ingeniosa que toma en broma la folclórica arrogancia argentina: "El Papa es argentino, pero Dios es brasileño", dijo la mandataria.
"Considero que ustedes tienen mucha suerte, ustedes tienen un gran papa, Argentina merece felicitaciones, pero nosotros siempre decimos que si el Papa es argentino, Dios es brasileño", le dijo la mandataria a un periodista argentino.
Rousseff se reunió durante cerca 30 minutos con el pontífice en la Biblioteca del palacio apostólico y se convirtió así en la segunda Jefe de Estado que se reúne con el pontífice, después de que el pasado lunes Francisco recibiese a la presidente argentina, Cristina Fernández.
La presidente brasileña explicó que el Papa es una persona "muy carismática" y destacó sobre todo su "gran compromiso con los pobres".
Al tratarse de una audiencia privada y como es norma, el Vaticano no precisó más datos.
La presidente de Brasil llegó al Vaticano acompañada de una comitiva formada por 12 personas y, tras el encuentro con el Papa, saludó al secretario de Estado, Tarcisio Bertone, y al "ministro" de Exteriores del Vaticano, el arzobispo Dominique Mamberti.
Rousseff encabezó ayer la delegación brasileña que asistió en el Vaticano a la misa de inicio del pontificado del argentino Jorge Bergoglio.
Fuentes vaticanas señalaron que el papa y Rousseff hablaron, entre otros asuntos, de la Jornada Mundial de la Juventud que se celebrará en Río de Janeiro, el próximo julio.
La 28ª Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) se celebrará del 23 al 28 de julio, cita que, según su arzobispo, Orani Joao Tempesta, será una oportunidad "para ofrecer un crecimiento de los valores cristianos, de solidaridad, justicia, esperanza y valentía para las nuevas generaciones".
La JMJ de Río de Janeiro tiene como lema "Andad y haced discípulos a los pueblos", una temática muy ligada con las indicaciones del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), que agrupa a los obispos de América Latina y el Caribe.