El 4 de agosto se cumplirá un año del episodio que cambió para siempre la vida de los chilenos Felipe Osiadacz (28) y Fernando Candia (30). Aquella fatídica primera noche de sus vacaciones en Malasia terminó en una tragedia que podría costarles la vida. Un confuso episodio derivó en la muerte de una persona que se habían cruzado por la calle, y ahora enfrentan la posibilidad de que la estricta Justicia malasia los condene en las próximas semanas a la pena de muerte.

Los turistas chilenos se encuentran detenidos en la cárcel de Sungai Buloh, Kuala Lumpur, capital del país, aguardando la realización del juicio, que ya se postergó en dos ocasiones. Se estima que finalmente se llevará a cabo el 26 de agosto, algo que esperan con ansiedad los jóvenes, sus familiares y todo el equipo que trabaja en su defensa con mucha preocupación por el estado de los jóvenes en prisión.

"Es un trance durísimo para todos, pues han debido soportarlo y además costear alimentos, medicamentos y su defensa", explica a Clarín Juan Carlos Manríquez, abogado especialista en derecho internacional que forma parte del plantel de letrados que pelea por liberarlos.

"Han perdido mucho peso, su estado de salud es precario y no tenemos la certeza de que les hayan aplicado las vacunas que les proporcionamos", agregó el letrado que trabaja ad honorem y fue convocado por el Senador Francisco Chahuán, presidente del Comité Chile-Malasia, a quien contactaron los padres de los detenidos en Valparaíso.

Respecto de la estrategia, Manríquez afirmó que se busca "establecer que la muerte se dio en un contexto de imprudencia" para que pueda "imponerse una pena menor" y reducirse, ya que se trata "de extranjeros sin antecedentes". También se analiza la opción de que los chilenos cumplan la condena en su país, algo importante para mejorar las condiciones en las que se encuentran actualmente.