Batallas campales en Quito. En las angostas calles de Quito que caracterizan la parte vieja de la ciudad, la escena, por momentos, era de batallas campales entre los efectivos policiales y manifestantes.


En medio de la vuelta del presidente Lenin Moreno a la capital y una nube espesa de gases lacrimógenos que inunda las angostas calles que rodean el centro histórico, decenas de miles de indígenas, trabajadores y estudiantes ecuatorianos profundizaron ayer sus protestas y marcharon hasta las cercanías del militarizado Palacio de la Presidencia.

El objetivo era llegar al Palacio de Carondelet, pero el edificio está resguardado por fuerzas de seguridad. Pese a los esfuerzos de la Policía de frenar sus avances, una marea de manifestantes se instaló a cuatro cuadras hacia el Norte, en la Plaza del Teatro.

La marcha de los indígenas, en tanto, culminó en la Plaza de Santo Domingo, también a cuatro cuadras, pero hacia el Sur. Desde el lunes, los manifestantes comenzaron a llegar por miles a la capital siguiendo un llamado de la Confederación de Nacionalidades Indígenas de Ecuador para luchar contra la suspensión de los subsidios al combustible, una medida enmarcada en un plan de ajuste del Fondo Monetario Internacional (FMI). En paralelo, los principales sindicatos del país convocaron a un paro nacional. Con rutas cortadas, sin transporte y con la capital tomada, el Gobierno no pudo retomar las clases, lo que sumó a la sensación de parálisis en una buena parte del país. El Presidente intentó recuperar el control y volvió ayer a Quito. Moreno había abandonado Quito el lunes y se había instalado en Guayaquil. Desde allí acusó al expresidente Rafael Correa de estar detrás de las protestas.