A casi tres semanas de iniciada la revuelta armada para sacar del poder al líder libio, Muamar Kadafi, que apoyado por la Fuerza Aérea mató a decenas de rebeldes, EEUU y la Organización del Tratado Atlántico Norte (OTAN) reflotaron ayer la idea de una intervención militar en el país del Norte de África.

En Washington, el presidente Barack Obama, que exige la renuncia de Kadafi, advirtió que EEUU y la OTAN todavía evalúan una respuesta militar a la crisis en Libia y que el líder libio y su entorno serán considerados responsables de "cualquier violencia" que continúe en el país.

Desde Bruselas, el secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, exigió a Libia "una transición hacia la democracia", y advirtió sobre una inminente reacción internacional si Kadafi continúa usando la violencia.

"Si Kadafi y su ejército siguen atacando sistemáticamente a la población no puedo imaginar que la comunidad internacional se quede mirando", dijo Rasmussen.

Ayer, por segundo día consecutivo, la Fuerza Aérea de Kadafi mantuvo frenado el avance a Trípoli de los rebeldes en el enclave petrolero de Ras Lanuf (Este), de donde han huido decenas de familias con destino a Bengasi, segunda ciudad libia y principal bastión de la oposición rebelde.

Líderes del levantamiento contra Kadafi se oponen a una campaña militar extranjera por tierra, pero ayer dijeron que se verán superados todo el tiempo por el poder de la aviación del gobierno y renovaron sus pedidos para que la ONU autorice una zona de exclusión aérea sobre Libia que los proteja de los bombardeos.

"No queremos tropas extranjeras, pero sí queremos una zona de exclusión aérea", dijo el combatiente rebelde Ali Suleiman en Bengazi, ciudad del Este de Libia donde comenzó la insurrección y bastión central de los sublevados, que crearon allí una especie de gobierno paralelo llamado Consejo Nacional de Transición.

El levantamiento contra Kadafi, que lleva 41 años en el poder, comenzó el 15 de febrero, pero el gobierno consiguió por ahora con intensos bombardeos detener el avance iniciado la semana pasada por los insurrectos, que controlan casi todo el Este, hacia el Oeste, donde están Sirte y Trípoli, bastión del líder libio.

Los rebeldes intentan ahora mantener sus rutas de aprovisionamiento de armas, municiones y alimentos, y dicen estar a la espera del arribo de refuerzos con lanzadores de cohetes, tanques y otras armas pesadas desde Bengazi.

Mientras tanto, EEUU impuso sanciones al gobierno libio y movilizó fuerzas navales frente a las costas de Libia para presionar a Kadafi y reforzar así su exigencia de dimisión.

En París, fuentes diplomáticas dijeron ayer que Francia y el Reino Unido preparan una resolución sobre la imposición de una zona de exclusión aérea para presentarla ante el Consejo de Seguridad de la ONU, posiblemente esta misma semana, informó CNN.

Naciones Unidas dice que al menos 1.000 personas murieron en el conflicto en Libia, según un cálculo que considera conservador.

La ONU pidió ayer reunir 160 millones de dólares para asistir a un millón de civiles que huyeron o huirán de Libia o se quedarán en el país.