El Parlamento uruguayo aprobó ayer la ley que permite a los enfermos terminales interrumpir tratamientos médicos para no prolongar su vida. Esta ley también otorga a familiares del enfermo, en caso de que éste no pueda expresarse, la capacidad para decidir el fin del suministro de medicamentos o el cese del funcionamiento de los aparatos que lo mantienen con vida. La normativa establece que "toda persona mayor de edad y psíquicamente apta, en forma voluntaria, conciente y libre, tiene derecho a oponerse a la aplicación de tratamientos y procedimientos médicos, salvo que con ello afecte o pueda afectar la salud de terceros".