Treinta años después de terminado el conflicto por Malvinas, el Gobierno británico sacó a la luz ayer 3.500 documentos internos secretos que develan la estrategia de guerra de la entonces primer ministro, Margaret Thatcher. La ‘Dama de Hierro’ estuvo dispuesta a negociar la soberanía de las islas; tomó la decisión de hundir al crucero Gral Belgrano en un almuerzo, y hasta evaluó bombardear a las tropas argentinas apostadas en el continente sobre suelo patagónico.
Thatcher dio luz verde a negociar un acuerdo sobre el status político de las Islas Malvinas en 1982 tras el desembarco argentino, presionada por el Gobierno de EEUU para lograr una solución pacífica al conflicto.
Así surge de los documentos con detalles de las reuniones del Subcomité para el Atlántico Sur y las Islas Malvinas del gobierno británico que funcionó durante la guerra, y que reveló el Archivo Nacional ubicado en Londres.
Según revelan los documentos desclasificados, desde la invasión argentina a las Islas el 2 de abril y hasta el avance de las fuerzas británicas a la zona del conflicto, Thacher, presionada por su amigo y presidente de EEUU, Ronald Reagan, aceptó negociar el estatus quo de Malvinas.
“La retirada de las fuerzas argentinas se podrían haber asegurado sin necesidad de acción militar. Argentina hubiese ganado representación en una comisión provisional y un compromiso para la realización de negociaciones que decidan el estatus definitivo de las islas antes de fin de año”, dijo.
“Repugnante como era que el agresor gane algo con su agresión, parecía un precio aceptable a pagar”, agregó, respondiendo a las presiones que ejerció el secretario de Estado de EEUU de ese entonces, Alexander Haig.
En la quinta reunión del comité que el Reino Unido creó para seguir el conflicto, el 12 de abril, la “Dama de Hierro” explicó que los puntos del acuerdo diplomático propuesto por Haig eran “aceptables” y “podrán ser defendidas en el Parlamento”.
La iniciativa incluyó crear un período provisional donde se marcase una zona de desmilitarización para ambos países, representación argentina en los consejos ejecutivos y legislativos de las islas y la creación de una comisión especial que recomiende el manejo de temas como el transporte y las comunicaciones.
En el siguiente encuentro, un día después, Londres aceptó poner como plazo el 31 de diciembre para terminar con ese interinato y empezar a negociar el estatus definitivo de las islas.
Durante su intervención, Thatcher se opuso a que el proceso se lo llame “descolonización”, solicitó que EEUU tome un rol militar “por si la crisis se renueva a fin de año” y que “el deseo de los isleños será central en la posición” de su gobierno. En otra reunión, sostuvo que un acuerdo por la soberanía de las Malvinas, no tiene que incluir necesariamente a las islas Georgia y Sandwich “que son de suma importancia para los reclamos sobre la Antártida”.
Los encuentros posteriores dan cuenta de los resultados “inquietantes” y “decepcionantes” de las negociaciones que Haig realizó en Buenos Aires “que no salvaguardan los intereses y principios esenciales británicos con respecto al retiro de las fuerzas militares, la administración interina y un acuerdo a largo plazo donde se respeten los deseos de los isleños”.
El 25 de abril, el Reino Unido tomó posesión de la Georgia del Sur, lo que según Thatcher “cambió radicalmente la situación” y dos semanas antes de la rendición argentina, su posición se modificó al punto de negarse al pedido de Reagan de mostrar voluntad al diálogo.
“Hubiesen actuado igual si era Alaska la que estaba amenazada”, le respondió la premier inglesa en una conversación que ambos líderes mantuvieron el 31 de mayo de 1982.
Sin embargo, en ese diálogo, Thatcher admitió que tras la guerra estaba ‘dispuesta a considerar un cambio y no necesariamente esperar un retorno al estatus anterior a la invasión”.
“El futuro probablemente reside en un acuerdo que no supone ni la soberanía británica o argentina, sino alguna forma de independencia o cuasi-independencia de las islas”, concluyó.
La Guerra de Malvinas se extendió desde el 2 de abril al 14 de junio de 1982. Murieron 649 soldados argentinos, 255 militares británicos y tres isleños.

