Brasil, 28 de enero.- Los tres detenidos por el trágico incendio en la discoteca Kiss, que produjo la muerte de 231 personas el domingo en la madrugada, son el propietario del club nocturno y dos de los integrantes de la banda Gurizada Fandangueira.

El primero está siendo investigado debido a que el permiso de la discoteca había vencido en agosto del año pasado y porque sólo una salida de emergencia estaba habilitada, mientras que el resto de las puertas habrían sido bloqueadas para evitar que hubiera gente que se fuera sin pagar.

Los músicos, por su parte, están sospechados de haber sido quienes lanzaron la bengala que golpeó el techo del club e inició el fuego. Tanto ellos como el dueño de Kiss permanecerán en prisión preventiva, según confirma el periódico Estado de San Pablo.

El empresario Mauro Hoffmann, uno de los propietarios de la discoteca Kiss que estaba desaparecido desde el domingo, se entregó a la Policía de Santa María para declarar. Según informa el diario Zero Hora, su abogado dijo que éste no se había presentado aún porque estaba enfrentando problemas de salud derivados de la inhalación de humo que se produjo en el incendio.

El trágico incendio comenzó entre las 2 y las 3 de la madrugada en el mencionado establecimiento, ubicado en la ciudad de Santa María, en Rio Grande Do Sul. A partir de los relatos de los testigos, se sospecha que un integrante de Gurizada Fandangueira es responsable del inicio del fuego.

El club nocturno ardió enseguida en llamas, pero la situación fue más dramática cuando los asistentes intentaron escapar y encontraron que sólo una de las salidas de emergencia funcionaba. En la red, circulan distintos videos que muestran el horror que vivieron las víctimas.

Varias personas corrieron a los baños en busca de agua y de una ventana para huir, pero murieron asfixiadas o bien aplastadas durante la estampida. Los bomberos debieron romper las paredes de la discoteca para rescatar a las víctimas.

Esta se trata de una de las mayores tragedias por pirotecnia en el mundo entero y es la segunda peor catástrofe en Brasil, detrás del incendio de 1961 en Niteroi, en el que fallecieron 500 personas.

Durante la mañana, comenzaron los funerales de las víctimas. Se estima que este lunes serán sepultados 50 cuerpos. El Gobierno emitió un listado completo de los nombres de las víctimas, si bien aún quedan varios cadáveres sin identificar. Los restos fueron llevados al polideportivo de la ciudad para que los familiares pudieran hacer su reconocimiento.