El gobierno del presidente Donald Trump anunció ayer que desde hoy no otorgará visas de turista a las mujeres extranjeras embarazadas que visiten Estados Unidos y así evitar lo que calificó de "turismo de nacimiento o maternidad", una práctica que asegura la ciudadanía de los niños nacidos en territorio norteamericano.


La Secretaría de Prensa de la Casa Blanca señaló en un comunicado que este cambio en las regulaciones para el otorgamiento de las visas de turista (B1 y B2) "es necesario para fortalecer la seguridad pública, la seguridad nacional y la integridad de nuestro sistema de inmigración".


De acuerdo con la Constitución de Estados Unidos, las personas nacidas en territorio estadounidense tienen derecho a la ciudadanía, aun si sus parientes no son ciudadanos. A los 21 años, esos hijos tienen el derecho a solicitar la residencia permanente legal de sus familiares, algo que los críticos del sistema califican como "inmigración en cadena".


"La industria del turismo de parto amenaza con sobrecargar los valiosos recursos hospitalarios y supone una actividad criminal en sí", añadió el comunicado, que indicó que al cerrar la posibilidad de que se siga empleando esta debilidad del sistema migratorio, el gobierno combate un abuso y protege al país "de los riesgos para la seguridad nacional creados por esta práctica".


Según la Casa Blanca, la restricción de visas para embarazadas "defenderá a los contribuyentes para que los dólares que han ganado con esfuerzo no se canalicen a financiar los costes directos y futuros asociados con el 'turismo de parto'".


El Departamento de Estado reveló que las regulaciones, que entrarán en vigor este viernes, llevarán a que los consulados rechacen las solicitudes de visa de individuos cuyo "propósito principal" es dar a luz en ese país para que el bebé obtenga la ciudadanía estadounidense.


El comunicado no ofreció cifras de lo que representa el llamado "turismo de embarazo" en cuanto a número de casos, los costos que esa práctica puede tener para la economía ni explicó en qué forma ese "turismo" amenaza la seguridad nacional.


En el período fiscal 2018 el gobierno de Estados Unidos emitió 5,7 millones de visas B1 y B2.


El Centro de Estudios de Inmigración, un grupo conservador que aboga por leyes de inmigración más estrictas, estimó el año pasado que más de 33.000 mujeres entraron al país de forma temporal para dar a luz entre la segunda mitad de 2016 y la primera mitad de 2017.


De acuerdo con el Departamento de Seguridad Nacional (DHS, en inglés), el gobierno admite cada año 1,1 millones de inmigrantes y el 79 % de la inmigración legal se sustenta en la reunificación familiar.


Esta cadena de visas, según el DHS, "ha sido la fuente principal de inmigración legal de personas con baja capacitación, ha deprimido los salarios y las oportunidades de empleo para los trabajadores estadounidenses con los mismos niveles de capacitación".


Desde sus inicios, el gobierno de Trump ha tratado de limitar la inmigración a EEUU y el propio mandatario ha sido particularmente crítico con la ciudadanía por derecho de nacimiento.

> Una nueva caravana que planta un desafío

Cientos de migrantes centroamericanos avanzaban ayer bajo un sol inclemente por una carretera en el sur de México con dirección hacia el norte del país, bajo la mirada atenta de efectivos de seguridad que no dudan en enfrentarlos si no siguen las reglas. 


Más temprano, la caravana cruzó la frontera entre Guatemala y México a través del ahora poco caudaloso río Suchiate rumbo a Tapachula, desafiando la determinación de México de detener el flujo de personas hacia al norte bajo la presión de autoridades estadounidenses. 


El grupo de migrantes, que incluye mujeres y niños, se detuvo a descansar bajo la sombra, en el sureño municipio mexicano Frontera Hidalgo, en las orillas de río fronterizo. 


La mayoría busca llegar a EEUU. Sin embargo, Donald Trump ha presionado al gobierno mexicano para que adopte medidas más restrictivas para reducir las llegadas de migrantes. 


Una gran parte de los que emigran rumbo al norte cada año a través de México están huyendo de la pobreza y la violencia en sus países de origen en Centroamérica.