La polarización de ideas que cala hondo en todos los estamentos de la sociedad de Chile llevó ayer a la máxima expresión a la grieta política con una fuerte polarización de los extremos en las elecciones generales para elegir al reemplazante del presidente, Sebastián Piñera: el dictamen de las urnas dejó en carrera hacia el Palacio de La Moneda al candidato de la ultraderecha, el pinochetista, José Antonio Kast, del Partido Republicano, y el representante de la izquierda, el exlíder estudiantil y actual diputado, Gabriel Boric.

Estos candidatos de los extremos de Chile definirán quién será el próximo mandatario de Chile en el balotaje del 19 de diciembre próximo.

Cuarto quedaba el candidato de la alianza oficialista de derecha, Sebastián Sichel, que antes de las 20 horas ya había reconocido su derrota.

Con el 80,54% de las mesas escrutadas, Kast se imponía con el 28,15% de los votos, mientras que Boric lo seguía de cerca con 25,32%.

Con el fulgurante ascenso de Kast, que empezó siendo un aspirante casi testimonial y ahora tiene posibilidades de llegar al Palacio de La Moneda, Chile se suma al auge del conservadurismo más duro emergido en los últimos años en Estados Unidos, Brasil, España, Hungría y Francia.

El país sudamericano no se libra del auge mundial de la ultraderecha, que por primera vez en mucho tiempo tiene posibilidades de llegar a La Moneda, sede presidencial.

El responsable es Kast, un ultraconservador con un duro discurso antiinmigración. En menos de dos meses, Kast logró duplicar sus apoyos.

Fuera de Chile, los apoyos de Kast -fan del estadounidense Donald Trump y el brasileño Jair Bolsonaro- no son pocos: el exparlamentario forma parte del Foro de Madrid, un espacio "anticomunista" creado recientemente por el partido Vox, la tercera fuerza en el Congreso de España, y que busca posicionarse en la región.

Las razones del auge

Sus promesas de cavar una zanja para evitar la migración irregular, en momentos en que la llegada de migrantes por la frontera norte se ha disparado, o su apuesta por combatir la violencia en el sur, donde existe un enquistado conflicto entre originarios y forestales con constantes ataques incendiarios y víctimas mortales, son algunas de las razones de su éxito.

Para el jefe de la Escuela de Gobierno de la Universidad de San Sebastián, Jaime Abedrapo, sus propuestas económicas para recortar el gasto estatal y bajar impuestos son atractivas en ciertas esferas de Chile, la cuna del neoliberalismo en Latinoamérica.

"Kast busca devolver a Chile la imagen de un país admirado por su estabilidad, su estructura macroeconómica o su capacidad para superar la pobreza, ideas que se desdibujaron con la crisis social de 2019", explicó Abedrapo.

El nuevo mandatario tendrá la titánica tarea de conducir una recuperación post pandémica marcada por una histórica inflación, implementar las normas de la nueva Constitución -que se está redactando desde el pasado julio- y cerrar las heridas que dejaron las protestas de 2019, las más graves desde el fin de la dictadura militar (1973-1990), con una treintena de muertos y miles de heridos.

El pinochetista Kast ganaba con el 28,15% de los votos contra 25,32% de Gabriel Boric. El oficilismo quedaba cuarto.
Destacado:Meteórico ascenso de Gabriel Boric
Protagonista de la llamada revolución de los pingüinos, la rebelión estudiantil chilena que en 2006 reclamaba "educación gratuita y de calidad" y marcó las primeras grietas en el modelo chileno, Gabriel Boric, de 35 años, es el candidato de izquierda que hace apenas un año nadie tenía en cuenta. Su discurso se enfocó en la ampliación de derechos, la descentralización del país, el ambientalismo, el fin de la herencia institucional de la dictadura y el respeto a los pueblos originarios, muchos de los reclamos centrales del estallido social de 2019.