Un grupo de expertos de la OSCE se convirtió ayer en el primer equipo internacional en acceder al lugar donde hace dos días fue derribado el avión malasio en el Este de Ucrania.
Investigadores de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE) se internaron en el campo abierto junto a la localidad de Grabovo, en la región de Donetsk, donde permanecen desperdigados los cuerpos de las 298 víctimas del siniestro y los restos del avión.
El grupo de inspectores, al que el viernes le fue denegado el acceso, consiguió ayer visitar la zona a pie tras mantener una discusión con los milicianos armados que custodian el lugar, aunque se quejó de las trabas que les pusieron los rebeldes prorrusos, acusados de haberle disparado un misil al avión derribado.
Tras casi media hora de discusión, los expertos de OSCE se resignaron a seguir la ruta marcada por los milicianos, que les impidieron abandonar la carretera que corta en dos el descampado salpicado por los restos de la tragedia con la excusa de no obstruir el trabajo de los servicios de rescate.
La zona, a unos 80 kilómetros de la capital regional, Donetsk, ofrece un espectáculo dantesco. Un gran fragmento del fuselaje del avión deja ver claramente el emblema de la compañía aérea Malaysia Airlines, a la que pertenecía el avión supuestamente abatido por un misil tierra-aire, de cuyo disparo Occidente acusa a los insurgentes apoyados por Rusia.
Otros trozos más pequeños del aparato están diseminados en una amplia zona entre numerosos cuerpos de los que viajaban en el fatídico vuelo.
El ministro de Transporte de Malasia, Liow Tiong Lai, reclamó ayer que se proteja la integridad de la zona donde se encuentran los restos ‘y que se garantice que no se retiren pruebas de la escena‘. En la zona del desastre no hay disparos a pesar de encontrarse en una de las regiones separatistas donde se enfrentan los insurgentes prorrusos con el Ejército ucraniano. Aunque no se llegó a un alto el fuego, rige una especie de tregua tras la tragedia.
Además, los rebeldes se han comprometido a permitir los trabajos de rescate de las víctimas en un radio de 20 kilómetros. Así lo acordaron Ucrania, Rusia y la OSCE con los prorrusos. Pese a que la comunidad mundial pide que los prorrusos permitan el acceso a la zona de la tragedia, Ucrania denunció ayer que los rebeldes se han llevado 38 cuerpos de los fallecidos en el siniestro. ‘Cargaron los cuerpos en un camión como sacos‘, dijo una fuente del Gobierno local de Donetsk. Ucrania acusó Rusia de ayudar a los separatistas ‘a destruir las pruebas de un crimen internacional‘. Fuente: Efe