Después de haber marcado el hito de llegar a la Luna en 1969, Estados Unidos se propuso el siguiente objetivo: llegar a Marte. Y lo logró en la siguiente década cuando las sondas gemelas Viking 1 y 2 lograron amartizar en julio y septiembre de 1976.

A los aplausos tras la llegada le siguió el verdadero trabajo a distancia de los hombres de la NASA, que comandaban los robots a control remoto para obtener imágenes en la mayor resolución posible y realizar estudios científicos en la atmósfera y terreno marciano con un solo propósito: buscar signos de vida.

“Uno de los experimentos dio la primera pista posible de que habíamos detectado rastros de vida en Marte. Sin embargo, la evidencia no fue concluyente, en ese momento”, aseguró Gilbert V. Levin, ex científico de la NASA, que ahora afirma lo contrario.

Como uno de los ex investigadores principales de la agencia espacial estadounidense, Levin ahora dijo a través de un artículo en Scientific American que está convencido de que en ese momento encontraron por primera vez una prueba inequívoca de vida extraterrestre.

El experimento, denominado Labeled Release (LR), (Liberación etiquetada) tenía una configuración más o menos simple. Se trataba de una muestra de suelo marciano que recibió una gota de nutrientes diluidos marcados con un isótopo de carbono radiactivo. Si las formas de vida emitieran dióxido de carbono en Marte, liberarían la etiqueta radiactiva y el experimento la detectaría.

¿Qué ocurrió? Las dos sondas realizaron el experimento. La Viking 1 recolectó una muestra expuesta a la luz solar, y la Viking 2 recolectó una muestra de debajo de una roca. Ambos experimentos informaron de una detección. Luego, el experimento se repitió después de una semana usando la misma muestra, pero en aquella ocasión no se detectó nada.

En 1976, Levin y su compañera en el experimento, la doctora Patricia Ann Straat, consideraron que los resultados no eran concluyentes. Y dado que el Viking Molecular Analysis Experiment no pudo detectar la materia orgánica, la NASA concluyó que lo que sea que causó la detección del LR fue una reacción química que imitaba la vida, en el mejor de los casos.

Sin embargo, en los últimos años tanto Levin como Straat han reconsiderado los hallazgos. “La investigación de la década de los 70 fue la primera detección de vida extraterrestre”, aseguró Levin y agregó que este y muchos otros hallazgos de los últimos 43 años hacen que la vida en Marte sea mucho más que un gran posibilidad.

“La NASA ya ha anunciado que su módulo de aterrizaje de Marte 2020 no contendrá una prueba de detección de vida. De acuerdo con un protocolo científico bien establecido, creo que se debe hacer un esfuerzo para poner los experimentos de detección de vida en la próxima misión a Marte. Yo y mi coexperimentadora hemos propuesto formal e informalmente que el experimento LR, enmendado con la capacidad de detectar el metabolismo quiral, sea enviado a Marte para confirmar la existencia de vida: las reacciones químicas no biológicas no distinguen entre ‘moléculas orgánicas zurdas y diestras’, pero todos los seres vivos lo hacen”, precisó el investigador. Levin cree, en suma, que su condición de científico le permitió percibir algo más que los elementos químicos que utilizó.

“Un jurado tan objetivo podría concluir, como lo hice yo, que el Viking LR encontró vida”, insistió el científico en su artículo.

El rover Mars 2020 de la NASA se lanzará en julio próximo y aterrizará en febrero de 2021. Lleva un instrumento que lo ayudará a buscar signos pasados de vida en Marte: es un equipo de escaneo de entornos habitables con Raman (un estudio para detectar signos de vida) y luminiscencia para productos orgánicos y químicos, denominado SHERLOC.

Pero si los científicos no logran encontrar evidencia de vida, eso no pondrá fin a la esperanza de la exploración humana. Mars 2020 también pondrá a prueba la producción de oxígeno en el planeta y controlará el clima marciano para evaluar cómo podrían vivir las colonias humanas en Marte.