La espiral de violencia que envuelve a Pakistán y Afganistán tuvo ayer uno de sus días más sangrientos con dos atentados en los que perdieron la vida más de 100 personas coincidiendo con la llegada a la zona de la secretaria de Estado de EEUU, Hillary Clinton.
En Pakistán un coche bomba destruyó un mercado en Peshawar (al noreste) provocando la muerte a 93 personas, mientras que en la capital afgana de Kabúl los talibanes atacaron una casa de huéspedes de la ONU matando al seis funcionarios de esa organización y otras seis personas más.
Según fuentes médicas, en el ataque en Pakistán, al menos 30 de los muertos eran mujeres o niños y que más de 200 personas resultaron heridas. Se trata de la acción más mortífera de una escalada de ataques islamistas que ya dejó casi 300 muertos en tres semanas. La misma ola de violencia que castiga en las últimas semanas a su vecina Irak.
Voceros del principal hospital de Peshawar dijeron en el atentado entre los muertos figuraban 19 mujeres y 11 chicos.
Si bien nadie reivindicó el ataque, las autoridades dicen que la ola de violencia es una represalia de extremistas por una ofensiva en curso en el principal bastión de los talibanes y Al Qaeda en el país, ubicado en el Noroeste cerca de la frontera con Afganistán.
El atentado fue el más mortífero cometido en Pakistán desde 2007, cuando dos atacantes suicidas mataron a unas 140 personas al inmolarse en medio de una procesión para dar la bienvenida a la ex primera ministra Benazir Bhutto, quien regresaba al país tras una larga ausencia y que fue asesinada semanas después en otro ataque.
La explosión destruyó gran parte del bazar de Mina, un laberíntico conjunto de estrechas calles y pasajes llenos de puestos y negocios que ofrecen vestimenta, juguetes y joyas y que atrae todos los días a muchas mujeres y niños de Peshawar, la ciudad más importante del noroeste de Pakistán.
El estallido provocó el incendio de decenas de puestos y el colapso de varios edificios, incluyendo una mezquita.
Imágenes de canales locales mostraron a heridos sentados entre escombros, mientras otras personas cavaban a su lado en busca de sobrevivientes. Un edificio de dos pisos se derrumbó mientras los bomberos le arrojaban agua. Una nube de humo grisáceo envolvía el mercado y se elevaba hacia el cielo.
Clinton, en su primer viaje a Pakistán como secretaria de Estado, viajaba en auto hacia Islamabad cuando ocurrió el atentado. En conferencia de prensa, la jefa de la diplomacia de Estados Unidos elogió la ofensiva del ejército paquistaní en la región de Waziristán del Sur y ofreció el apoyo de Estados Unidos y sus condolencias por las víctimas del atentado.
Parado junto a ella, el canciller paquistaní, Shah Mahmood Qureshi, dijo que la violencia no socavará la voluntad de su gobierno para combatir el islamismo radical.