Los 33 mineros atrapados en el Norte de Chile y sus allegados mantuvieron ayer la primera videoconferencia en tiempo real desde el pasado 5 de agosto, cuando quedaron encerrados, lo que provocó mucha emoción en el campamento "Esperanza".
Fue alrededor de un minuto de conversación entre cada minero y algunos de sus familiares, en víspera de cumplirse un mes desde el derrumbe en la mina de oro y cobre San José, en Copiapó. Gracias a un sistema de comunicación de fibra óptica, las familias pudieron ver y oír a los trabajadores, mientras que en las entrañas de la mina ellos sólo pudieron escuchar las palabras que les llegaron del exterior.
Jéssica Salgado, esposa del minero Alex Vega, de 31 años, no ocultó su emoción tras el breve encuentro: "Lo vi de muy buen semblante, afeitadito, no como la vez pasada". "Le dije que lo amaba mucho y lo único que él dijo es que estaba
preocupado por nuestras deudas acá afuera, aunque ya le dije que no se preocupe", indicó.
Jéssica acudió a la pequeña cabina donde se realizó la videoconferencia acompañada de una de sus tres hijas, de tan solo seis años de edad. "La pequeña habló con su papá y le dijo que lo quería mucho", añadió la mujer.
En tanto, Elías Barrios, el padre de Jhonny Barrios, el minero que se ha convertido en el "médico" dentro del yacimiento gracias a sus conocimientos de enfermería, comentó visiblemente emocionado que su hijo está "muy bien". "Ha mandado un saludo a todas las familias, y yo le dije que tuviera fuerza, que ya falta poco para salir", explicó Barrios.
"Entrábamos de a tres en una cabina telefónica y los veíamos igual que en un televisor, en blanco y negro, con muy buena imagen y sonido", celebró Doris Contrera, madre de Pedro, minero de 25 años.
Los testimonios coincidieron en que percibieron a los hombres "más repuestos físicamente y de ánimo alegre", aunque las mujeres demandaron a varios hombres a que "se afeitaran la barba que se están dejando crecer". "Fue un minuto. Para uno siempre va a ser poco, pero fue emocionante", reconocieron.
También pudieron cumplir el objetivo de animar a los mineros cuatro uruguayos sobrevivientes de la tragedia aérea de 1972 en la cordillera de Los Andes. Los cuatro uruguayos llegados a Copiapó al mediodía se sumaron a la ansiosa comunicación de los familiares con los mineros.
"Venimos a tomar contacto con los mineros y sus familiares y a devolver lo mucho que nos dio el pueblo chileno", saludó José Luis Inciarte, presidente de la Fundación "Viven".
Inciarte evocó el momento en que dos de sus compañeros cruzaron la Cordillera en busca de ayuda, hasta dar con un arriero chileno que transmitió el mensaje de auxilio y les "devolvió la vida". El ex rugbier uruguayo se alegró al saber que "están en un estado espiritual muy bueno".
Inciarte estuvo acompañado por tres de sus compañeros sobrevivientes -Gustavo Zerbino, Ramón Sabella y Pedro Algorta-, con quienes recorrió el campamento y dialogó con los familiares. Los cuatro son parte de los dieciséis sobrevivientes del equipo de rugby que soportaron hambre y un frío de treinta grados bajo cero durante más de 50 noches.

